sábado, 22 de junio de 2013

LA VIVIENDA TRADICIONAL CHOCOANA

LA VIVIENDA TRADICIONAL CHOCOANA

Albergue de parientes, lugar de encuentro de vivos y de muertos.


“Es una estructura sencilla compuesta de columnas o guayacanes unidas por travesaños de madera rolliza, o madera de arco, los arcos van unidos entre sí por travesaños o vigas. Es una construcción hecha con madera y techo de paja, (aunque se le ha implementado el uso del zinc) como diseño inicial tiene amplia influencia en todas las manifestaciones de construcción en el Chocó.

La vivienda tradicional chocoana hace parte del legado de los ancestros y corresponde a uno de los elementos de la cultura de resistencia chocoana y al rico acervo de la tradición oral.

 Ella es replicada en museos históricos y en los llamados rincones chocoanos, los cuales guardan una memoria colectiva que necesita ser descifrada para lograr la apropiación de los contenidos socio culturales de los elementos que allí se exponen, todos ligados a un pasado indígena, negro y mestizo, que sobrevivió construyendo y recreando un modelo propio que quiere ser arrollado por los tiempos modernos.

La vivienda tradicional chocoana hace parte de nuestro patrimonio cultural, ha fungido como un lugar  de integración de la familia extensa, ya sea pequeña o grande, se le ha  reemplazado en casi todas las áreas urbanas del Chocó, pero la fuerza de la resistencia que produce el desplazamiento, ha permitido que no se pierda del todo, que aún se conserve en los barrios periféricos de algunos centros urbanos, sobre todo en Quibdó.

En su construcción la madera toma diversos nombres por su forma, consistencia, durabilidad y aplicabilidad, se utilizan algunos materiales que se denominan: verticales como los guayacanes y portaletes o estrambutes de paredes, (este último es un chocoanismo que se le asigna al listón para piso o paredes) ya sea redondo o cuadrado; horizontales, las denominadas soleras, estrambutes de piso, vigas, alfaldas, riostra, esta última se define como una función, más que como un material.
Las maderas más utilizadas en el momento para la construcción, son: trúntago, choibá, chucho nuevo, chucho viejo, aceite, mora, chanú o chanó amarillo, níspero ,aliso, verraquillo, o zurrumbo, algodoncillo, cedro macho, cedro caracol, caimito y sus especies , guamillo; palmas como quita sol, memé, zancona y barrigona, lirio, abarco, tuave, guayabillo ,cada una cumple una función específica.

En todo el Chocó existe un ritual para cortar la madera, el cual nace de la sabiduría de carpinteros de ribera y ebanistas, los hombres encargados de la construcción; se tienen en cuenta ciertas reglas que encarnan la relación del hombre con la naturaleza: la abstinencia sexual que debe guardar quien va a realizar el corte, desgrasar la madera, es decir, dejarla que bote la grasa, alimento preferido de la carcoma y de la marmita; tener en cuenta la sensibilidad a la luna, esto significa que , hay maderas para corte, propias de la menguante como abarco, guamillo, chachajo, caraño, entre otras, lo cual no afecta el comportamiento de los retoños. Durante la creciente o luna nueva, se cortan maderas como jigua negro y caidita, mora, ají, incibe, esta fase no tiene fuerzas para renovar retoños.

Los aposentos de la vivienda tradicional chocoana, contienen toda la sabiduría ancestral, son símbolos de resistencia cultural, aún son vigentes, los conocimientos para su elaboración se conservan intactos, giran en torno a ellos creencias, mitos y leyendas; la capacidad de recreación de los esclavizados y de sus  descendientes, está expresa en estos lugares.





La cocina, la cual alberga al fogón de tucos o de horcones, donde la energía de las abuelas está siempre presente, el horno de barro, testigo silencioso de todos los asados que nos han deleitado desde el pasado, viajando por el pan y por los bendajes tradicionales; la barbacoa, ya sea colgante o de levante, donde la carne y el pescado han recibido la salazón y el ahumado para que se conserven mejor y para que logren cumplir con la función alimenticia durante varios días y puedan suplir las comidas durante el trabajo en las minas y el lavado de la ropa fuera de asa.

La paliadera, especie de base palafítica construida con guayacana dura fuerte, conectada siempre con quebradas y caños, ha sido el sostén de tanques, colgaderas de ropa, tazas campesinas, lugar para bañarse la familia y aposento para conservar las plantas sembradas en  materas y tarros.

La azotea, conocida en el Chocó como zotea, lugar  desde el cual las plantas medicinales, verduras, aromáticas, pepinos, cebollas, tomates, ajo, col, berenjena, han acompañado a la sazón tradicional.

“Al finalizar el período esclavista, el negro siente la necesidad de organizar la vida y se va ubicando en lugares para volverse a sentir propietario de la tierra de manera colectiva, de unirse con quienes había tenido la oportunidad de compartir el mismo techo, para proporcionarse los medios que le permitiera subsistir dentro de la nueva economía

El anterior comentario me motiva a decir, que el africano esclavizado sobrevive gracias a la recreación que hace, con lo que encuentra del indígena, con lo que trae en su mente y con los elementos impuestos por el español, desarrolla también en los enseres útiles, toda su creatividad y resistencia, hagamos un recorrido por los contenidos ancestrales de algunos enseres útiles.











El embil o ambil, llamado también “la vela de los ancestros”, utilizada desde tiempos remotos para alumbrar los pueblos y caminos a falta del fluido eléctrico, colocándolo sobre estacas, para cazar de noche, para dar cuenta cuando estaban perdidos en el monte. Este elemento se fabrica con el pan de brea que las abejas depositan en los troncos de los árboles, el cual se derrite en un breguero o sartén viejo y se mezcla con balso quemado, en regiones muy alejadas del Chocó su utilidad es permanente.

La piedra molendera, traída de minas, playas  y arroyos, es una piedra fina a la cual se le sacan los dientes con un picador o piedra aguda, o con un pedazo de hacha, se coloca sobre un trípode y en su función de moler, recibe a la mano de piedra, más pequeña de colores negro o azul. Se trituran en ella granos de maíz, los cuales se descaspan y quiebran sobre la misma, para luego preparar mazamorra, casabe, guarrús, natilla, se muelen hierbas medicinales en su superficie y aliños.
La sosunga, su nombre proviene de un pueblo africano, se elabora con el fruto del árbol de mate o totumo, al cual se le extrae la tripa, se raspa y se lava, se deja curando, es decir, llenarlo con agua y dejarlo fermentar; durante este proceso se desprenden los residuos de las paredes; una vez desocupado se le abren unos huecos diminutos con un taladro de mano. Sirve para colar maíz, mil pesos y otras harinas, para descachazar el guarapo cuando está hirviendo, uso para el cual se le coloca un palo al alcance de la mano, se introduce en la olla a manera de barrido y se van sustrayendo todas las impurezas hasta que la miel quede limpia.
La pepena o abanico ancestral, elemento que sirve para soplar el fogón de leña y como abanico ancestral, hoy acomodado con diseños modernos. Para su elaboración se utilizan venas de iraca, don Pedrito y anta, las cuales se rajan en venas diminutas, se tinturan y luego se van tejiendo hasta darle forma a la pepena, es utilizada en ornatos navideños, en museos y rincones chocoanos.

La escoba campesina o de río, se elabora con cogollo jecho de palma de amargo por su durabilidad, se desvena y se deja secar al sol. Se toma un manojo que cubra el puño de la mano y se amarra hacia a mitad con una tira de bejuco de potré, se dobla el manojo así amarrado, dejando un hueco o perforación para introducir el palo.

Estos enseres aún son vigentes, se utilizan en los sectores urbanos y rurales del Chocó, fueron y siguen siendo formas de supervivencia, que ayudaron a nuestros ancestros a hacerle frente a la solución de las necesidades básicas insatisfechas, han apoyado durante varios siglos las tareas hogareñas del Chocó, son parte de nuestra historia, todavía quedan muchos para hablar de sus usos y de su elaboración.
Además de los secretos de su construcción, la vivienda tradicional chocoana, encierra  una historia compartida a través de reuniones familiares festivas, velorios, novenas, una historia de dolor y de resistencia; es un lugar  de albergue para  aquellos que hacen extensa a la familia chocoana: abuelos, tíos, primos y demás personas a quienes se reconoce como parientes, hoy, aunque sus materiales se combinen, su funcionalidad seguirá siendo la misma, seguirá siendo un lugar que todavía reúne a la familia, que alberga a los paisanos y sobre todo un lugar que guarda a la sabiduría ancestral, a la espera de los procesos de salvaguardia que no dejen morir lo que nos dejaron los abuelos, alimentado con los aportes de otras culturas, para poder aportarle a la dimensión de la multiculturalidad colombiana, que aún está en construcción, porque no se reconoce en forma igualitaria a las diferentes culturas  que conforman a nuestro bello país. 




Bibliografia:


AYALA SANTOS, Ana Gilma. Los Ancestros y el Patrimonio Cultural en el Choco, cita a Victor Rafael Francisco Abadía, en la Vivienda Tradicional Chocoana. Medellín, Agosto 2012.



La participación del negro en la formación de las sociedades latino americanas, compilación e introducción de Alexander Cifuentes. Instituto Colombiano de Cultura, 1986. Pag. 122

Memoria Fotográfica:
Maité Sánchez Moreno 
Baltazar Mecha Forastero
Rafael Peña Salcedo
Abel Palacios Moreno
 







 







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