lunes, 7 de abril de 2014

EL DECÁLOGO AFRO

EL DECÁLOGO AFRO
Una reflexión que nace del bicentenario
Quibdó, febrero 2 de 2.013

El pequeño término afro, ha permitido que se juegue con la historia de culturas desarraigadas y convertidas en diaspóricas, avivatos, políticos, hombres y mujeres de todas las regiones de Colombia donde hay mayorías negras, han encontrado la forma de vivir, pero otros sin embargo con una conciencia bien formada conocen los referentes del término.  Esta es la primera de una serie de reflexiones que me tomaré el trabajo de escribir en torno a las dinámicas culturales del departamento del Chocó.

Apreciado amigo: ubíquese usted mismo de acuerdo a la buena o mala utilización que este haciendo del término afro:

1.Afro convenientes: los que viven de la historia de los pueblos negros de Colombia.

2.Afro desgraciados: los que prestan su historia, para que otros vivan de ella.

3.Afro resentidos: los que no han podido romper las cadenas de la opresión y se quedaron en el doloroso pasado; son racistas.

4.Afro desubicados: lo que aún buscan a los reyes africanos, de los cuales creen ser descendientes, se les respeta, pero esto es un distractor que no los deja pensar en los problemas que tenemos, porque se fanatizan con África.

5.Afro sin historia: familiares de los anteriores, quienes por estar ocupados con los reyes no tienen tiempo de aportarle a la verdadera historia del Chocó, que está sin definir en muchos de sus aspectos.

6.Afro sinvergüenzas: los que con el nombre de África, del Chocó y de todos sus pueblos, se han comido los dineros enviados para la satisfacción de necesidades básicas en este departamento.
7.     Afro convencidos: de que el Chocó es África y no aterrizan los pies sobre la tierra, sueñan con “la madre patria” y allí se quedan.

8.     Afro parlanchines: con discurso barato y manido, que ya ni ellos mismos se lo creen y que tienen cansado al pueblo chocoano con su demagogia.

9.     Afro conscientes: aquellos que reconocen los aportes de África a América y en especial al Chocó, que hacen inventario y que trabajan por la salvaguardia de la cultura chocoana, la cual, no sólo es africana.

10. Afro descendientes: no son hijos directos de africanos, son los portadores generacionales de una cultura mestiza, recreada y de resistencia, con sustancialidad africana, la cual aún es vigente; los comprometidos como Chonto Abigail Serna Arriaga, los que encuentran en el término afro una posibilidad de resistencia, como la encontraron los africanos esclavizados.




Docentes: cuidado, con la aplicación que están haciendo en las aulas del término afro descendiente.


Esta reflexión surge de la celebración del bicentenario de la “independencia absoluta del Chocó”, la hago con la responsabilidad que me caracteriza y con un sentido de crítica constructiva y respetuosa para que no se siga deteriorando el contenido del termino afro descendiente.

 ANA GILMA AYALA SANTOS
C.C. N° 26.256.435 de Q.

miércoles, 2 de abril de 2014

CANTOS ESCOLARES, JUEGOS Y VERSOS TRADICIONALES

CANTOS ESCOLARES, JUEGOS Y VERSOS TRADICIONALES
Una propuesta para formar en valores
Por: Ana Gilma Ayala Santos
Es la nueva oferta literaria que, presento a padres, educadores y comunidad en general, ya que, estamos llamados a enfrentar la crisis de valores, indicador número uno de la violencia que vivimos los colombianos.
Existen herramientas y estrategias pedagógicas que podemos utilizar, por eso, la propuesta de formar en valores, a través de los Cantos, de juegos y versos tradicionales, se abre como una posibilidad de dinamizar, no solo, el trabajo escolar, haciendo de la escuela un lugar de vida, sino, para fortalecer las relaciones de convivencia, rotas en los tiempos globalizantes.
Los esfuerzos de un equipo de trabajo y el apoyo del Instituto de Investigaciones Ambientales del Pacífico, IIAP, fueron las condiciones que permitieron llevar a feliz término el sueño de dejar un legado pedagógico, donde el canto, los juegos y los versos, reactiven  la función formadora que han tenido desde el pasado. En cuatro capítulos, presento una propuesta alcanzable y sostenible en las aulas, en los hogares y en todos los lugares de recreación.
Partiendo de la poesía reflexiva, la cual, cumplió en el pasado su papel trasformador, para  pasar luego, al reconocimiento de los valores como elementos formadores y socializadores, deteniéndome en la urgencia de volver a cantar y a jugar y en la ritualidad que contiene el canto, para iniciar la jornada escolar, se desarrolla el primer capítulo del libro.
Identificar en 36 canciones escolares los valores que ellas contienen, es tarea del segundo capítulo, en el cual la reflexión y las actividades de aula, se convierten en sugerencias metodológicas, para apostarle a la paz en las aulas, en el hogar y en todos los lugares donde se trabaje la sana convivencia.
Los juegos, como insumos pedagógicos en la escuela, en el hogar, en patios y callejones,  cumplieron también en el pasado, su función formadora. Adentrarnos en la clasificación de los mismos, (de rol, de atención y destrezas, franciscanos y de gualí) en la cual, he tenido en cuenta, factores como: el mestizaje, la recreación y sobre todo el proceso de inculturación, nos ayuda a, validar sus contenidos ancestrales y el proceso de  trasmisión generacional, condición que los convierte en lúdica de nuestra región, aunque tengan matices de otras culturas. Es en el tercer capítulo, donde encontramos toda esta información, validada con los comentarios del re creacionista Vicente Cuesta Orejuela.
El complemento de este capítulo, se  hace expreso, en los versos tradicionales, descritos, con su gran variedad, (hablados, cantados, con sus especificaciones musicales y danzarinas) de acuerdo a los comentarios del Magister César E. Rivas Lara, en el capítulo uno y a los aportes de la folclorista Madolia de Diego Parra. Estas composiciones, funcionan en algunas de las actividades cotidianas, como: ritualidad mortuoria, bailes,  concursos, danzas propias de la región, para enamorar, para hacer críticas y sátira; hacen parte de nuestra tradición oral, son la palabra de los compositores empíricos. ¿Por qué no llevarlos a las aulas y al hogar, para que los niños cuenten sus historias, expresen sus saberes y escuchen sus propios  rumores?
Finalmente, la narración de la experiencia  aplicada, en el Centro Raíces y Alas, de la fundación María de los ángeles, ubicada en el barrio la Unión, zona norte de nuestra ciudad capital, la encontramos en el cuarto capítulo;  cómo, a través de  la enseñanza de  algunos cantos y juegos, se pudieron identificar valores, con tan solo una muestra, de lo que se propone  en el libro,  lo cual confirma, que sí es posible este propuesta. La clasificación de los valores que planteo, resultó del recorrido de la investigación, me salí un poco del esquema tradicional.
 Este capítulo, fue  enriquecido, con el reconocimiento a mis compañeras de estudio, a los profesores que apoyaron mi quehacer estudiantil, tanto en la primaria, como en la secundaria y al profesor Luis Eduardo Flórez Orjuela, conocido como, “el profesor Flórez”; el ejercicio de reconocer a otros, es  bueno y saludable, nuestros aportes, los de ellos y ellas, fortalecen y engrandecen la historia de nuestros pueblos.
 El libro, está acompañado de un cd pedagógico, con las 36 canciones objetos de esta experiencia, para que sirva de guía en el aprendizaje de la musicalidad de las mismas; no es un trabajo con arreglos musicales, puesto que, el mayor número de las canciones, no son de mi autoría, fueron enseñadas por antiguos educadores y han pasado por varias generaciones, lo que les da la condición de populares, se hizo previa consulta a SAYCO. En el mes de Febrero se hará la presentación de este trabajo, con el acompañamiento del Instituto de Investigaciones Ambientales del Pacífico, IIAP.
Apreciado lector, padre, educador, re creacionista, ciudadano del común: sueño con que este libro, llegue a tus manos, porque tenemos urgencia de formar en valores, flotemos en el pasado, aterricemos en el presente y diseñemos un futuro cultural mejor, para nuestros niños. ¡Dejemos salir al niño que tenemos dentro!


LOS AMULETOS, EN LA ESPIRITUALIDAD CULTURAL AFROCHOCOANA

LOS AMULETOS, EN LA ESPIRITUALIDAD  CULTURAL AFROCHOCOANA
POR: Ana Gilma Ayala Santos
“Feiticos” es el nombre dado por los portugueses, a los objetos encontrados en las tierras indígenas de América, a los cuales, atribuían poderes mágicos con significados similares a la palabra “hechizo”, de acuerdo a la voz castellana.[1]
Diversos significados, giran en  torno a la palabra amuleto: fetiche, amoliri, (apartar) del árabe jámalet, (llevar colgante) de jámala, (llevar) de amuletum, (que protege a la persona) de amylón, (remedio contra los venenos) cercana también con la palabra talismán.
Desde tiempos remotos, las comunidades afrodescendientes, han cargado con sacralidad a muchos objetos, los cuales, según las visiones de nuestra espiritualidad, una vez ritualizados, actúan como protectores y neutralizadores de las malas energías.
Recogemos las palabras del Presbítero Jesús María Urán Gallo, “Los amuletos representan una fuerza significativa, para quien los profundiza o carga, cuando hay mucha fe, la medalla que llevo al cuello, se carga con fe, lo sagrado es válido para quien cree; las bendiciones y todo lo que entrega la mamá, es sagrado, por la fuerza con que ella lo da.”
.Los amuletos, entre los pueblos esclavizados y sus descendientes, se convirtieron en elementos de resistencia, contra el miedo a la tierra desconocida, a la esclavización despiadada, las enfermedades, al monte, los animales, para la  protección del cuerpo; buscaron ayuda en: plantas, piedras, colmillos de animales, conchas marinas, entre otros objetos.
 La trasformación de los mismos en amuletos, desde tiempos inmemoriales, ha estado soportada por la ritualidad, para que alcancen el grado de protección que se necesita, frente a determinada situación problemática; ella, se  ha  desarrollado bajo formas diferentes en las distintas regiones del Chocó; los ritos, tienen componentes indígenas y africanos, permeados de la religiosidad española; prácticas, que han actuado durante lustros, por la fuerza de las creencias, las cuales, han trascendido entre muchas generaciones. La fe, y la  energía que personas o comunidades liberan, son los elementos que les confieren el carácter de protectores; el amuleto, así preparado, se perpetúa en  la vida de niños, jóvenes y adultos.
Nuestros mayores, en todos los tiempos han dotado de amuletos, a hijos, nietos, sobrinos, ahijados y personas consideradas parte de la familia extensa chocoana; el nivel de afecto, es importante, pues genera credibilidad en lo entregado, y se convierte en una fuerza importante para portarlo. Jesús dice entre otras palabras, “ningún padre le dará a su hijo, piedras o serpiente, en lugar de panes”, las traducimos y reconocemos, que aquello que viene de los seres que amamos, o que nos aman, está cargado de espiritualidad y de amor.
A pesar de las prevenciones de la iglesia católica, el uso de los amuletos, aún continúa. Haré referencia a los de origen vegetal, los más fuertes entre los afrodescendientes, tales como: el llamado retoño, que brota del tronco de árboles tales como: limón, naranjo, helecho macho, yerba santa, palma de Cristo, retoño, que según la tradición oral, es visible el día Viernes Santo, pero, no todos tenemos la dicha de observar el fenómeno, ni de desprenderlo de la planta.
Son variados los amuletos del orden vegetal, se portan en carteras, bolsos, bolsitas de paño negro: limón pajarito, para neutralizar las malas energías, hojas de yerbabuena, para activarlas, ají pequeño o diablito, para proteger el cuerpo contra bebidas venenosas; las cabalongas, chochos, el carbón que algunos saben encontrar en la raíz de la escubilla, el ajo macho, los picos de cucarrón, las manillas de corales,  para contrarrestar el mal de ojo,el trapo rojo, para ahuyentar a los difuntos que molestan a los niños.
¡Qué decir de los amuletos religiosos!
La cruz, el principal de todos, protege de cualquier mala intención, ya sea, colgada al cuello, rodeando la muñeca, colgada en la casa; su réplica, llamada TAU, o cruz franciscana, ha entrado con fuerza protectora, en el nuevo milenio,  como una respuesta a las relaciones interreligiosas e interculturales, establecidas por los esclavizados con el santo, como una forma de tener compañía y ayuda.
Escapularios, medallas de los diferentes santos con fuerza local, los 33 nudos que se entrelazan el Viernes Santo, bajo ritual católico, para obtener provisión y solución de necesidades, imágenes de los santos portadas en miniaturas plastificadas, son entre otros, los más utilizados.
Los amuletos han ido sufriendo trasformaciones, con el paso del tiempo, y no solo se ajustan a la protección del cuerpo, sino que han hecho extensión a la casa de habitación, a través de riegos, baños, sahumerios, siembra de pantas protectoras en sus alrededores, como: el anamú, palma de Cristo, citronela, lágrima de San Pedro, chucha, sábila, pichindecillo, entre otras.
 Lo importante del tema, es reconocer que, como pueblo negro, mestizo (con todas sus variables) e indígena, no nos sustraemos a la fuerza de las creencias, de agüeros y supersticiones, en todo lo que tiene que ver con la protección; reconocer también como ya se ha manifestado, la fuerza de la fe en todo el proceso, sin ella, no es posible que el amuleto tenga fuerza.
Soy una intérprete de los saberes populares, alguien que quiere mostrar siempre que, la resistencia cultural,  es la fuerza que ha movido la historia de los pueblos afrodescendientes e indígenas; aunque la modernidad desmonta esquemas simbólicos, no ha podido, borrar generacionalmente, las supervivencias africanas en el Chocó, ya que, son evidencias de nuestra espiritualidad cultural, la cual, no se desvanece en el tiempo, ni en el espacio. El gran aporte de África al Chocó, fue la cultura recreada, que hoy está bajo la responsabilidad de los afrodescendientes, para cuidarla y salvaguardarla, es esta la razón de llamarnos afrodescendientes, no lo es el color de la piel. La fuerza que tienen las  las creencias, las energías, agüeros y supersticiones, en todo lo que tiene que ver con la protección, se carga en los amuletos y los convierte como dijo un entrevistado en “objetos ligados a la fe de los creyentes”.Como en todos los actos de la vida, algunos, no creen en estas fuerzas de la espiritualidad afro chocoana, se les respeta esta condición.







[1] Ayala Santos Ana Gilma, cita: Du Culte des dieux fetiches- París 1760- Amuletos y Santos en el Atrato, ed. Mundo Libros, 2010, pág.74.

AGÜEROS Y SUPERSTICIONES, SEMEJANZAS Y DIFERENCIAS

AGÜEROS Y SUPERSTICIONES, SEMEJANZAS Y DIFERENCIAS
Por: Ana Gilma Ayala Santos
Estos elementos hacen parte de nuestras simbologías, de nuestra espiritualidad afro chocoana, mestiza e indígena, existen en torno a la vida, a la muerte, al amor, matrimonio, al embarazo y al parto; a la menstruación, a las costumbres, al cuerpo humano, a los animales;  tienen como eje al habla que es individual y a la tradición oral, como proceso trasmisor colectivo de nuestra cultura. Sus raíces fundantes están en el África y en la religiosidad española; incluyen elementos como: mesas, camas, espejos, velas, prendas de vestir, paraguas, anillos, entre otros, a los cuales se carga con toda la fuerza de la cosmovisión chocoana; varían de un río, vereda, pueblo, caserío, o de una región a otra.
La palabra “agüero”, viene del latín “augurium”, que quiere decir señal o presagio de una cosa futura,  lo que sucede está sujeto a un condicionante: el objeto material, el cual genera el agüero;  lleva implícita a la creencia, la cual no tiene ninguna evidencia científica, pero, está cargada de lo que llamamos: coincidencia.
La palabra superstición, viene del vocablo latino “superstare” que significa sobre vivir, o durar más que y también la raíz  latina “supersticio”, impresión de que algo era demasiado bueno. En el Chocó, se aplica a la prohibición, por eso es cercana con el mito. (Recordemos que nuestros mitos, también influyen en creencias, leyendas y cuentos)
Existen más semejanzas, que diferencias entre los dos:
1)      Ambos  necesitan, de señales y símbolos
2)      Son explicativos de fenómenos de la comunidad
3)      Están ligados a la cultura y en particular a las creencias.
4)      Se retroalimentan de los mitos, por su sacralidad
5)      Las dos son del orden espiritual

Existen entre los dos, algunas  diferencias:
1)      El agüero necesita más del elemento material, el cual, tiene la explicación del fenómeno que va a  suceder, es el del anuncio ej. la mariposa negra tan pronto se observa genera el temor de la muerte, el ladrido del perro se escucha y se  espera a la muerte cercana, la mata de chucha produce gotas a manera de lágrimas, anuncia a la muerte, si la mata de sábila se pudre, habrá desgracia.
2)       La superstición subyace en la mente y tiene un condicionante: las acciones voluntarias o involuntarias del individuo o de la comunidad, las que  pueden influir en el presente o futuro, Ej. Si dejo caer la sal en el piso de la casa, esta queda salada, si la mujer embarazada se sienta en el borde de una escalera, se va a tramar, si la escoba se voltea, la visita pesada o larga, se va de la casa.

 Agüeros más comunes:

La presencia del búho cerca a la casa, el canto del guaco,  el zumbido del abejón, el mugir de un toro, LA CAÍDA DE UN DIENTE EN SUEÑOS, el sueño con culebras agarradas, es un pleito seguro, los plátanos que se marchitan en el platanal, LA CAÍDA DE UN DIENTE EN SUEÑOS, la fuga de los metales de los canalones (agüero de los mineros), entre otros.

Algunas supersticiones chocoanas:

Si al niño recién nacido, AL CUAL SE LE MUERE UN SER QUERIDO QUE LO QUISIERA MUCHO, ( TENGO DUDA CON ESTA EXPRESIÓN, PORQUE, PUEDE SONAR REDUNDANTE, SUGIERO QUE SEA “UN SER MUY CERCANO QUE LO QUISIERA MUCHO”) sino se le coloca un vestido rojo para dormir, el difunto se lo lleva, si la tijera se coloca en forma de cruz debajo de la cama de la parturienta, esta se trama, si  al difunto no se le cierran los ojos, se lleva a otra persona de la familia o de la comunidad.
Agüeros y supersticiones, están arraigados en el colectivo popular de todas las regiones de Colombia y porqué, no decir, del mundo; son herramientas pedagógicas, que el docente puede utilizar, resignificándolas y contextualizándolas, ya que, constituyeron en el pasado, patrones de comportamiento y de formación, es este su gran valor para mantenerlos vigentes, sino se revitalizan con estos propósitos, no pueden tener presencia en los tiempos modernos; no existen por lo tanto, razones para llevarlos a las aulas.
Amables lectores, las anteriores consideraciones, se fundamentan en investigaciones, sobre nuestro quehacer cultural particular chocoano, son mis percepciones, por lo tanto, pueden tener nuevas interpretaciones, para otros investigadores, las cuales merecerán mi respeto.






EL DIÁLOGO INTERGENERACIONAL EN EL CHOCÓ UN INDICADOR CULTURAL EN RIESGO

EL DIÁLOGO INTERGENERACIONAL EN EL CHOCÓ
UN INDICADOR CULTURAL EN RIESGO
POR: Ana Gilma Ayala Santos.
ORALIDAD (definiciones  y características de nuestra cultura oral)
Tradicionalmente, los saberes empíricos, sobre los cuales se ha reconstruido nuestra cultura, han sido trasmitidos mediante el diálogo entre mayores y menores, diálogo que se está viendo afectado en los tiempos modernos. Nos ocuparemos del desarrollo que ha tenido y de algunas sugerencias para su salvaguardia. Es necesario desde estos puntos de vista, abordar el tema de la oralidad, como forma de trasmisión tradicional.
“La oralidad, es la expresión de la palabra hablada, es la forma más natural, elemental y original de la producción del lenguaje humano. Existe por sí misma, sin necesidad de apoyarse en otros elementos; esta característica la diferencia de la escritura”[1]. Otra característica de la oralidad, es la inmediatez y espontaneidad. Existen otras definiciones: “un ejercicio de memoria cultural”,” forma comunicativa: desde el llanto de un bebé que tiene hambre, hasta un monólogo”
Para Walter ONG, existen dos clases de oralidad: la primaria, la oralidad de una cultura que carece de todo conocimiento de la escritura o de la impresión; secundaria y por oralidad secundaria, aquella que se utiliza en sociedades modernas y que tiene como base al texto escrito.[2]
A través de la palabra hablada se enseña y se trasmite la cultura. Muchas lenguas han carecido y aún carecen de sistemas de codificación escrita, lo que convierte a la oralidad en su único mecanismo de defensa y perpetuación. En el marco de este fenómeno particular, la oralidad cobra entonces un valor agregado: la de ser vehículo de acervos culturales completos, muchos de ellos en vía de extinción.
La palabra hablada ha sido desde siempre el medio más importante de trasferencia de información y de contacto personal, tanto en culturas tradicionales, como en contextos culturales modernos; de su práctica continuada depende la supervivencia de los lazos sociales, estructuras emocionales y miles de recuerdos que cimientan la propia vida de muchos seres humanos.
¿A QUÉ LLAMAMOS DIÁLOGO INTERGENERACIONAL?
Nuestros mayores, portadores casi todos de la sabiduría ancestral, soporte de la cultura de los pueblos, están entrando en olvido, están siendo arrinconados por las nuevas generaciones; el diálogo con ellos se está rompiendo, y con esta rotura, muchas de nuestras expresiones culturales han ido desapareciendo poco a poco.
Los espacios  de discernimiento, como encuentros, talleres, conversatorios, entre otros, cuya temática tiene como referente a la cultura de los pueblos, son propicios para que hagamos justicia histórica con aquellos que poseyeron sabiduría, que la compartieron y que dejaron legados, los cuales, todavía son vigentes. Comúnmente los hemos llamados sabios, mayores y ancestros; entre los cuales se diluyen: curanderos, rezanderos, gualiseros, cantadores, parteras, chinangos, adivinadores, cuenteros, decimeros, copleros, compositores repentistas, quienes por tiempo indeterminado, han orientado la vida de las comunidades rurales y urbanas del Chocó. Entre ellos, juegan papel importante las condiciones de afecto y de respeto, además de que se encuentran en estos grupos los tíos y tías, abuelos, padrinos, vecinos muy queridos.
El diálogo intergeneracional, es el espacio que permite que mayores (con las denominaciones descritas anteriormente) y menores, se encuentren en torno a los temas trascendentales de una familia, o de una comunidad. El diálogo intergeneracional, ha existido desde que hombres y mujeres fueros despojados unos, y desarraigados otros, se ha mantenido, en la búsqueda de caminos para salvar el conocimiento que sobrevivió al saqueo inmisericorde de Europa a América y a África. Hablamos  en este caso, de un diálogo a escondidas caracterizado por la resistencia, hasta llegar al diálogo libre que ha permitido las contar sobre las supervivencias indígenas, africanas y españolas, recreadas en lo que llamamos cultura chocoana.
El diálogo intergeneracional, es un encuentro de saberes, donde unos enseñan y otros aprenden, a través de la palabra hablada, sin elocuencia, pero con sencillez y claridad meridiana, sin academia, pero con sabiduría, sin escribir, teniendo a la mente como receptor, con el compromiso de guardar para repetir la acción de trasmitir; como su nombre lo indica, pasa por muchas generaciones.
OBJETIVOS DE ESTE DIÁLOGO
Informar: La comunidad, la familia, se reúnen en torno a sus intereses. En la zona rural, no se discrimina por condiciones de edad o sexo, jóvenes y niños están presentes en  los momentos de decisiones, de celebraciones en torno a la vida o a la muerte, hay un denominador común: todos se enteran del acontecer comunitario.
Construir memoria: Es una característica propia de las celebraciones de la comunidad, la cual permite aprender viendo, en forma directa; niños y jóvenes, asisten a velorios, novenas, sepelios, fiestas patronales, siembras, pesca, minería, entre otras  actividades, y van fijando en su memoria los conocimientos de la sabiduría ancestral, aprenden viendo y haciendo, a la vez, que escuchando sobre el quehacer cotidiano de cada uno de los eventos. Del seno de este diálogo, nacen cantadores y cantadoras, danzarines, líderes fiesteros, rezanderos y hombre y mujeres con el conocimiento suficiente, para enfrentar a la vida. Sus elementos fundamentales son: la observación y la palabra hablada, la cual se moviliza frente a las posibles preguntas de niños y jóvenes inquietos.
Trasmitir conocimiento: Se aplica por lo general, cuando los mayores y sabios de la familia o de la comunidad, evidencian cansancio por el paso de los años,  o por enfermedad y sienten la necesidad de depositar su sabiduría en manos de jóvenes o niños, que muestran interés por los conocimientos ancestrales, manifiestan interés y capacidad de recepción, es un diálogo que se puede establecer entre dos o más interlocutores, el cual, se ha desarrollado en la ciudad y en el campo. Es un diálogo receptivo, debido a que algunos mayores frente a la pérdida de la memoria, solicitan que no se les interrumpa; puede tener como apoyo a la palabra escrita por parte del receptor, si este conoce la escritura, de lo contrario, una buena memoria para recibir, es el elemento indispensable.
Salvaguardar el conocimiento: El diálogo intergeneracional, ha sido la medida de salvaguardia más eficaz, en la construcción de la cultura indígena, afro descendiente y mestiza, del pacífico colombiano y en especial del departamento del Chocó. La conversaciones entre mayores y menores, han tenido como eje fundamental a la memoria, ella ha guardado por muchas generaciones…….
CONTEXTO DEL DIÁLOGO
Los momentos para encontrarse mayores y menores, han sido diversos en la historia cultural chocoana, está relacionada con los objetivos del diálogo y ha estado direccionado por los mayores y portadores de los conocimientos. Tiene una característica fundamental: la escucha y respeto por la palabra, su eje de desarrollo es la palabra hablada.
Sin embargo debemos reconocer que, las horas de la noches y las de faenas, han sido las propicias para que este diálogo se active; el aprendizaje, también se sustenta en los encuentros de la familia y de la comunidad, tanto festivos, como rituales y mortuorios; el momento de la muerte mueve a algunos mayores a hacer entrega de su sabiduría a alguien en especial. Po lo anterior, podemos deducir, que el diálogo intergeneracional, no tiene un contexto restringido, sino que es amplio.
RIESGOS EN LA RUPTURA DEL DIÁLOGO:
·         Pérdida de la memoria cultural
·         Se dispersan los vínculos entre mayores y menores
·         La comunidad se expone al saqueo cultural
·         La tradición oral pierde validez como patrón de comportamiento
·         El patrimonio cultural, del orden material e inmaterial, sufre deterioro, porque se pierde el compromiso de salvaguardia.
RETOS PARA SALVAGUARDAR EL DIÁLOGO
Existen tres entes cuyo compromiso con la salvaguardia del diálogo intergeneracional, es grande: el hogar, la comunidad y la escuela; los tres deben interactuar, para que la historia de los pueblos sea guardada mediante la relación oralidad- escritura, la cual es una constante entre quienes investigan el quehacer cultural, pues se está empezando a hacer registro.







[1] Edgardo Ellavero, en la obra La palabra hablada, cita a Walter ONG( 1987)
[2] Víctor Vich y Virginia Zavala, Oralidad y poder, notas al pie de pág. 27. Abril 2007.

HABLA, ORALIDAD Y ESCRITURA, EN LA CONSTRUCCIÓN DE LA CULTURA CHOCOANA

HABLA, ORALIDAD Y ESCRITURA, EN LA CONSTRUCCIÓN DE LA CULTURA CHOCOANA

Ana Gilma Ayala Santos
La cultura chocoana es la síntesis de la simbiosis étnica entre América, España y África. El indio y el negro en su lucha por la supervivencia recrearon sus formas de vida, rompiendo barreras, entre ellas, las diferencias lingüísticas; las cuales, fueron superadas a través de los préstamos culturales, permeados también por las supervivencias hispanas.
Se considera que todo el acervo cultural chocoano tiene como eje fundamental a la re-creación, es este, el gran valor social del esclavizado, quien a su vez, depositó en sus descendientes el anhelo de guardar para otras generaciones, a fin de que su legado no se perdiera; la palabra hablada, fue el elemento determinante en estas relaciones, desde estos puntos de vista se plantean las reflexiones que sustentan el ensayo, en un recorrido rápido por los caminos de la cultura chocoana, para encontrar respuestas sobre los aportes hechos desde la oralidad, por nuestra gente sencilla y a veces sin grado de escolaridad alguna.
La oralidad, entendida como la fuente primaria del lenguaje, es la fuerza de resistencia y de cohesión determinante en la construcción y salvaguardia de la cultura chocoana. La trasmisión del conocimiento ancestral, se ha sustentado en el diálogo intergeneracional a través del tiempo y ha permitido que nuestros saberes pasen de un grupo humano, a otro. El día en que este diálogo se corte, firmaremos la carta de defunción de nuestra cultura y con ello también la de nuestra historia como pueblo indio, negro y mestizo. Hacemos memoria de las palabras de Ernesto Sabato, en su libro la Resistencia: Me avergüenza pensar en los viejos que están solos, arrumbados, rumiando el triste inventario de lo perdido.
Contar historias, cuentos, mitos, leyendas, entre otros elementos de la tradición oral, ha sido función del habla regional, donde cada individuo expresa de acuerdo a la forma como le fue trasmitido, la diversidad del gran acervo cultural chocoano, sustentado en el encuentro de las subculturas regionales de cada río, vereda, caserío, o pueblo. Así, el proceso hablante es el gran gestor de una huella cultural grande en América y en especial en el Chocó. El siguiente comentario reconfirma el papel de la tradición oral en la construcción de identidad: “Los textos orales fueron sumidos como una especie de “alma natural “que siempre permanece latente guardando la esencia de los pueblos[1]
La resistencia cultural chocoana, se sustenta en encuentros de dialectos, idiolectos, entre antiguas prácticas, tradiciones, religiosidad, espiritualidad, elementos trasversalizados en los palenques, los cuales, han servido de cohesión comunitaria y que han tenido como eje a la palabra hablada, la cual, fue recreada en el escenario de una libertad lograda a sangre y fuego.
La oralidad tiene unos riesgos, los cuales no podemos desconocer, pero en el Chocó ha sido muy fuerte el don de la palabra hablada, a tal punto, que cada ancestro mayor o menor, cada descendiente de los esclavizados, cada abuelo, tío, padrino, rezandero o cantador de alabaos, curandero, partera, carpintero de ribera, agricultor, pescador y minero, ha asumido el papel de trasmisor con responsabilidad, con disciplina y con amor; lo que se convierte en una oportunidad para hacerle frente a cualquier intento de  pérdida cultural.
Nuestra fortaleza oral es tan inmensa, que la riqueza de la cultura chocoana se sustenta en su diversidad, en el desarrollo particular que tienen todas sus expresiones, las cuales, soportadas en la mayor parte de los casos por una estructura común, se caracterizan por la variabilidad regional con que se aplican; este es uno de nuestros  grandes secretos ancestrales. El proceso de conservación implementado por los mayores con su fórmula “de boca en boca”, del secreto celosamente guardado, de la trasmisión directa, se convirtió en toda una disciplina de salvaguardia, la cual, ha permitido que oralidad y escritura se encuentren en un diálogo abierto. Desde los puntos de vista anteriores, no le damos la razón a la cultura occidental en el querer demostrar que sólo las culturas que tienen como eje a la escritura, son válidas y que existen distancias entre oralidad y escritura.
En el Chocó cultural, oralidad y escritura, guardan una relación que permite conectar el pasado con el presente y mantener las expectativas de salvaguardia de todas nuestra simbologías, hacen posible que  el registro se convierta en el culmen de la protección cultural; allí juega papel importante lo que cada uno cuenta, cómo lo cuenta, para que el investigador escriba en forma selectiva y responsable. Estas sabias palabras, nos lo confirman: “la oralidad es una categoría en la que la escritura se recrea y proyecta aquello que entiende como sus carencias” (Marcone, 1997: 33)” en este sentido también hay que afirmar que los estudios sobre oralidad también pertenecen a la cultura del libro y se encuentran ampliamente determinados por los presupuestos que se  infieren de la cultura letrada.”[2]
En el caso concreto de nuestros investigadores culturales, se observa una constante: casi todos mantienen el rango de la oralidad y la escritura, teniendo como ejes a la entrevista, a los diálogos comunitarios, a las conversaciones dirigidas y al registro, así, el producto se quede en el llamado borrador, este, se convierte con el tiempo en material de consulta; a lo largo de la historia cultural chocoana, han llegado a nuestras manos papeles de color amarillento, tinturados por el paso inexorable del tiempo, pero que guardan en sus entrañas verdades, sabiduría,historias,las cuales, se revitalizan en manos de otro investigador, sin perder su esencia
La escritura, con propósitos de: apropiación, promoción y difusión, ha sido otro de los roles asumidos para guardar el conocimiento ancestral, materia prima para la construcción del patrimonio cultural chocoano, del orden material e inmaterial; escuchar las voces de los mayores, registrarlas para dejar evidencias, son formas de hacerle frente a la globalización en sus pretensiones de homogenización cultural. Así, los datos que han sido conservados por la mente durante mucho tiempo, siguen en ella, pero tienen otra posibilidad de conservarse mediante la escritura.” La dimensión de informalidad y formalidad, permite darnos cuenta que lo oral y lo escrito están atravesados por ella, y que por eso en realidad  no se encuentran tan distanciados (el lenguaje oral formal, puede asemejarse al lenguaje escrito)”[3]
El valor de la palabra hablada, radica también, en que permite una interacción directa con el otro interlocutor, no tiene maquillajes, es pura, es el escritor quien la adereza a su manera, haciéndola lo más clara posible  para otros y otras; por esto no pierde su valor como fuente primigenia de la investigación. Tomemos en cuenta la siguiente reflexión, para entender mejor la importancia del diálogo entre dos o más personas, el cual, tiene como objetivo primordial construir historias y además  validar el habla:”…usando tan solo la palabra escrita, sin revelar rostros o sin necesidad de establecer elementos concretos y reales de referencia sobre dónde, cómo y de qué manera se vive, es pretender ser otra persona sin mucho esfuerzo”[4].El lenguaje hablado se preocupa por involucrarse con el oyente sobre la base de su experiencia.[5]
En el Chocó oral y escrito merecen recordarse nombres que abrieron el camino para que oralidad y escritura se encuentren a través de las diversas expresiones culturales, para que se mantengan en esta relación necesaria, hablamos de: Blas María Palacios, conocido como “el poeta del pueblo”, Andrés Palacios, conocido como “el búho negro”, Madolina Rentería Caicedo, quienes con un escaso, o ningún rango de escolaridad, contaron historias a través de la poesía y del canto repentista; Rogerio Velásquez Murillo, Miguel Antonio Caicedo Mena, César E. Rivas Lara, Carlos Arturo Caicedo Licona, Juancho Velasco Mosquera, Carmelo Enrique Rentería Cuesta, desde un trabajo más elaborado, pero, basado en el habla pura e individual, en el conversatorio con la comunidad y teniendo como eje a la relación tripartita: habla, oralidad y escritura, han construido sus propios legados, los cuales serán siempre vigentes porque cargan en su seno la historia que nos identifica como pueblo marcado por el diálogo intercultural.
Mantener las dinámicas en las cuales se han apoyado los hablantes, oralituristas y escritores mencionados, ha sido también parte de mi quehacer cultural, desde el cual, he logrado editar siete libros, revistas, escribir artículos y sustentar ponencias, aprovechando al máximo los encuentros con la palabra hablada para terminar  haciendo el registro de todas estas experiencias y seguir confirmando la relación oralidad-escritura. Desde este camino, se ha logrado recuperar elementos de nuestra cultura que están en riesgo de perderse por muchas razones, entre otras: la ruptura del diálogo intergeneracional, lo cual, ha alejado a los mayores de los menores.
Las tesis de algunos investigadores, sobre oralidad y escritura, en especial el caso del grupo denominado “la gran división”, en su opinión de que “oralidad y escritura se desarrollan de maneras independientes”[6], han merecido una respuesta, expresada a través de este ensayo, argumentada en la importancia de la relación: habla, oralidad y escritura, aplicada a la cultura chocoana tratando de demostrar que entre nosotros estas tres prácticas se corresponden, desde la trasmisión del conocimiento tradicional y desde nuestro quehacer cotidiano.
Oralidad, fuente donde bebemos todos aquellos que traducimos la sabiduría de los pueblos, una vez esta sale de los hablantes originales, quienes han poblado las orillas de nuestros ríos, las entrañas de nuestra selva y mejor que nadie conocen las dinámicas de la madre naturaleza, pasa por el camino de la escritura, para conservarse en el tiempo y en el espacio, en una relación indisoluble.
Quibdó, Noviembre 15 de 2013

Referencias Bibliográficas
VICH, Víctor, ZAVALA, Virginia, Oralidad y Poder, grupo editorial Norma, Septiembre de 2007.
SABATO, Ernesto, la Resistencia, 5ta ed.Xeix Barral, Colombia, Julio de 2001
VILLANUEVA, Mancilla Eduardo, Comunicación en la era digital, grupo editorial Norma, primer ed. Abril de 2006.
ZAMUDIO, Javier, Qué es oralidad, tipos de oralidad y su relación con la literacidad, publicado en Octubre 22 de 2009.




[1] Víctor Vich Y Virginia Zavala, Oralidad y Poder, herramientas metodológicas, grupo editorial Norma, primera ed. Abril 2007, pág. 73
[2] Oralidad y poder, herramientas metodológicas, Víctor Vich y Virginia Zavala, grupo editorial Norma, Abril, Septiembre de 2007, pág.20.
[3] Oralidad, poder, herramientas metodológicas, Víctor Vich y Virginia Zavala, grupo editorial NORMA, Abril, Septiembre de 2007, pág.36.
[4] Villanueva Mansilla Eduardo, Comunicación interpersonal en la era digital, grupo editorial Norma, primera ed. Abril de 2006, pág.111.
[5] Villanueva Mansilla Eduardo
[6] Citado en el  ensayo ¿Qué es la oralidad, tipos de oralidad y su relación con la literaciad, publicado por Javier Zamudio, en Octubre 22 de 2009.