EL
DIÁLOGO INTERGENERACIONAL EN EL CHOCÓ
UN
INDICADOR CULTURAL EN RIESGO
POR: Ana Gilma Ayala Santos.
ORALIDAD
(definiciones y características de
nuestra cultura oral)
Tradicionalmente, los
saberes empíricos, sobre los cuales se ha reconstruido nuestra cultura, han
sido trasmitidos mediante el diálogo entre mayores y menores, diálogo que se
está viendo afectado en los tiempos modernos. Nos ocuparemos del desarrollo que
ha tenido y de algunas sugerencias para su salvaguardia. Es necesario desde
estos puntos de vista, abordar el tema de la oralidad, como forma de trasmisión
tradicional.
“La oralidad, es la
expresión de la palabra hablada, es la forma más natural, elemental y original
de la producción del lenguaje humano. Existe por sí misma, sin necesidad de
apoyarse en otros elementos; esta característica la diferencia de la escritura”. Otra característica de la
oralidad, es la inmediatez y espontaneidad. Existen otras definiciones: “un
ejercicio de memoria cultural”,” forma comunicativa: desde el llanto de un bebé
que tiene hambre, hasta un monólogo”
Para Walter ONG, existen dos
clases de oralidad: la primaria, la oralidad de una cultura que carece de todo
conocimiento de la escritura o de la impresión; secundaria y por oralidad
secundaria, aquella que se utiliza en sociedades modernas y que tiene como base
al texto escrito.
A través de la palabra
hablada se enseña y se trasmite la cultura. Muchas lenguas han carecido y aún
carecen de sistemas de codificación escrita, lo que convierte a la oralidad en
su único mecanismo de defensa y perpetuación. En el marco de este fenómeno
particular, la oralidad cobra entonces un valor agregado: la de ser vehículo de
acervos culturales completos, muchos de ellos en vía de extinción.
La palabra hablada ha sido
desde siempre el medio más importante de trasferencia de información y de
contacto personal, tanto en culturas tradicionales, como en contextos
culturales modernos; de su práctica continuada depende la supervivencia de los
lazos sociales, estructuras emocionales y miles de recuerdos que cimientan la
propia vida de muchos seres humanos.
¿A
QUÉ LLAMAMOS DIÁLOGO INTERGENERACIONAL?
Nuestros mayores, portadores
casi todos de la sabiduría ancestral, soporte de la cultura de los pueblos,
están entrando en olvido, están siendo arrinconados por las nuevas
generaciones; el diálogo con ellos se está rompiendo, y con esta rotura, muchas
de nuestras expresiones culturales han ido desapareciendo poco a poco.
Los espacios de discernimiento, como encuentros, talleres,
conversatorios, entre otros, cuya temática tiene como referente a la cultura de
los pueblos, son propicios para que hagamos justicia histórica con aquellos que
poseyeron sabiduría, que la compartieron y que dejaron legados, los cuales,
todavía son vigentes. Comúnmente los hemos llamados sabios, mayores y
ancestros; entre los cuales se diluyen: curanderos, rezanderos, gualiseros,
cantadores, parteras, chinangos, adivinadores, cuenteros, decimeros, copleros,
compositores repentistas, quienes por tiempo indeterminado, han orientado la
vida de las comunidades rurales y urbanas del Chocó. Entre ellos, juegan papel
importante las condiciones de afecto y de respeto, además de que se encuentran
en estos grupos los tíos y tías, abuelos, padrinos, vecinos muy queridos.
El diálogo
intergeneracional, es el espacio que permite que mayores (con las
denominaciones descritas anteriormente) y menores, se encuentren en torno a los
temas trascendentales de una familia, o de una comunidad. El diálogo intergeneracional,
ha existido desde que hombres y mujeres fueros despojados unos, y desarraigados
otros, se ha mantenido, en la búsqueda de caminos para salvar el conocimiento
que sobrevivió al saqueo inmisericorde de Europa a América y a África.
Hablamos en este caso, de un diálogo a
escondidas caracterizado por la resistencia, hasta llegar al diálogo libre que
ha permitido las contar sobre las supervivencias indígenas, africanas y
españolas, recreadas en lo que llamamos cultura chocoana.
El diálogo
intergeneracional, es un encuentro de saberes, donde unos enseñan y otros
aprenden, a través de la palabra hablada, sin elocuencia, pero con sencillez y
claridad meridiana, sin academia, pero con sabiduría, sin escribir, teniendo a
la mente como receptor, con el compromiso de guardar para repetir la acción de
trasmitir; como su nombre lo indica, pasa por muchas generaciones.
OBJETIVOS
DE ESTE DIÁLOGO
Informar:
La
comunidad, la familia, se reúnen en torno a sus intereses. En la zona rural, no
se discrimina por condiciones de edad o sexo, jóvenes y niños están presentes
en los momentos de decisiones, de
celebraciones en torno a la vida o a la muerte, hay un denominador común: todos
se enteran del acontecer comunitario.
Construir
memoria: Es una característica propia de las celebraciones de la
comunidad, la cual permite aprender viendo, en forma directa; niños y jóvenes,
asisten a velorios, novenas, sepelios, fiestas patronales, siembras, pesca,
minería, entre otras actividades, y van
fijando en su memoria los conocimientos de la sabiduría ancestral, aprenden
viendo y haciendo, a la vez, que escuchando sobre el quehacer cotidiano de cada
uno de los eventos. Del seno de este diálogo, nacen cantadores y cantadoras,
danzarines, líderes fiesteros, rezanderos y hombre y mujeres con el
conocimiento suficiente, para enfrentar a la vida. Sus elementos fundamentales
son: la observación y la palabra hablada, la cual se moviliza frente a las
posibles preguntas de niños y jóvenes inquietos.
Trasmitir
conocimiento: Se aplica por lo general, cuando los mayores
y sabios de la familia o de la comunidad, evidencian cansancio por el paso de
los años, o por enfermedad y sienten la
necesidad de depositar su sabiduría en manos de jóvenes o niños, que muestran
interés por los conocimientos ancestrales, manifiestan interés y capacidad de
recepción, es un diálogo que se puede establecer entre dos o más interlocutores,
el cual, se ha desarrollado en la ciudad y en el campo. Es un diálogo
receptivo, debido a que algunos mayores frente a la pérdida de la memoria,
solicitan que no se les interrumpa; puede tener como apoyo a la palabra escrita
por parte del receptor, si este conoce la escritura, de lo contrario, una buena
memoria para recibir, es el elemento indispensable.
Salvaguardar
el conocimiento: El diálogo intergeneracional, ha sido la
medida de salvaguardia más eficaz, en la construcción de la cultura indígena,
afro descendiente y mestiza, del pacífico colombiano y en especial del
departamento del Chocó. La conversaciones entre mayores y menores, han tenido
como eje fundamental a la memoria, ella ha guardado por muchas generaciones…….
CONTEXTO
DEL DIÁLOGO
Los momentos para
encontrarse mayores y menores, han sido diversos en la historia cultural
chocoana, está relacionada con los objetivos del diálogo y ha estado
direccionado por los mayores y portadores de los conocimientos. Tiene una
característica fundamental: la escucha y respeto por la palabra, su eje de desarrollo
es la palabra hablada.
Sin embargo debemos
reconocer que, las horas de la noches y las de faenas, han sido las propicias
para que este diálogo se active; el aprendizaje, también se sustenta en los
encuentros de la familia y de la comunidad, tanto festivos, como rituales y
mortuorios; el momento de la muerte mueve a algunos mayores a hacer entrega de
su sabiduría a alguien en especial. Po lo anterior, podemos deducir, que el
diálogo intergeneracional, no tiene un contexto restringido, sino que es
amplio.
RIESGOS
EN LA RUPTURA DEL DIÁLOGO:
·
Pérdida de la memoria cultural
·
Se dispersan los vínculos entre mayores y
menores
·
La comunidad se expone al saqueo cultural
·
La tradición oral pierde validez como patrón
de comportamiento
·
El patrimonio cultural, del orden material e
inmaterial, sufre deterioro, porque se pierde el compromiso de salvaguardia.
RETOS
PARA SALVAGUARDAR EL DIÁLOGO
Existen tres entes cuyo
compromiso con la salvaguardia del diálogo intergeneracional, es grande: el
hogar, la comunidad y la escuela; los tres deben interactuar, para que la
historia de los pueblos sea guardada mediante la relación oralidad- escritura,
la cual es una constante entre quienes investigan el quehacer cultural, pues se
está empezando a hacer registro.