jueves, 6 de noviembre de 2014

HE ACTIVADO DE NUEVO EL BLOG EL CHOCÓ-UNA CULTURA DE RESISTENCIA

HE ACTIVADO DE NUEVO EL BLOG EL CHOCÓ-UNA CULTURA DE RESISTENCIA

Amables lectores:
Reciban mi caluroso saludo desde el majestuoso río Atrato y desde el barrio la Yesquita Federal.
Les invito a retomar la lecturas de los 30 artículos subidos en este blog cultural, para que una vez más se apropien de los elementos más importantes de la cultura chocoana.
Espero que sus valiosos comentarios ayuden a fortalecer este espacio dedicado a la cultura.
Muchas gracias.

LA RITUALIDAD MORTUORIA CHOCOANA

LA RITUALIDAD MORTUORIA CHOCOANA
Una estructura común, un  desarrollo diverso
POR: Ana Gilma Ayala Santos

Pronto llegará el mes de Noviembre denominado comúnmente: “mes de los difuntos, de las ánimas o de los muertos”, durante él fluyen el sentimiento y la espiritualidad afro chocoana en torno a los seres queridos que partieron al más allá. Ellos están en la memoria viva de nuestros pueblos.
En el siglo pasado la ritualidad mortuoria afro chocoana con la estructura que ella conlleva, (rezos, cantos, ornato de tumbas de adultos y de niños) generaba entre la gente de la ciudad la llamada: “vergüenza étnica”, especie de malestar y rechazo; hoy, cuando los pocos que le han hecho resistencia a esta expresión de nuestra cultura y sobre todo los investigadores de otros lugares y el Ministerio de Cultura, han demostrado la importancia del tejido social que se construye a través de la muerte entre nuestras comunidades, alabaos y gualíes se cantan no sólo en el contexto de la muerte, sino en eventos especiales como: eucaristías inculturadas, planteles educativos y otros escenarios.
En el presente artículo vamos a hacer un recorrido por la estructura de los ritos que se celebran en torno a la muerte:
La agonía: entendida como el momento del desprendimiento del alma del difunto, durante el cual se genera la presencia de un conglomerado de  familiares, de vecinos y de amigos.
La muerte: terminación de la vida terrena, momento en que “todos los afro chocoanos sabemos cómo actuar frente a ella, como colectivos, como comunidad, como cultura”[1] . Existe un ritual para preparar el cuerpo cuando se muere en la casa o en hospital, aunque los avances en este campo han reemplazado a las prácticas ancestrales del uso del borojó y la cal para el embalsamamiento.
El velorio: su duración depende de muchas razones, entre otras: la espera de un familiar que vive en lugar diferente al del escenario de la muerte.
El sepelio o entierro: es un recorrido multitudinario entre nosotros los afro descendientes, especie de procesión donde el difunto reemplaza al santo; se traduce en el acompañamiento hacia la morada final del cuerpo. De acuerdo al referente de vida del difunto, hay presencia de música y de otras expresiones.
El novenario: con sus diversificaciones de: novenita (en la zona rural) y última, es un rito que mantiene el acompañamiento a los deudos o familiares durante nueve días en los dos contextos.
La zona urbana y la rural marcan unas diferencias en torno al ritual de la muerte, pero en esencia deja entrever toda nuestra espiritualidad y religiosidad en esencia africana especialmente en la zona rural, porque en la urbana impera la supervivencia española.
La ritualidad mortuoria rural  ha permeado notablemente a los pueblos grandes del Chocó; salas de velación y casas de familia son escenarios del encuentro de nuestros campesinos quienes le dan rienda suelta a todo el rico acervo de la ritualidad mortuoria.
En el caso específico del alabao como canto de resistencia, no se desarrolla en forma homogénea en los diferentes espacios donde se entona, sus letras y tonalidades varían aunque su nombre y su esencia  sean los mismos.
El arreglo de las tumbas varía en la colocación de los elementos como flores y velas, (estas últimas su número tiene significaciones diferentes) y en sus formas; el rezo de oraciones y letanías sufre transformaciones de acuerdo a la habilidad del rezandero.
No podemos olvidar la importancia del cementerio y su significado en los contextos rural y urbano, en el rural se visita poco y se limpia por acuerdos de la comunidad; en el urbano, es muy visitado, se limpia con esmero parece como si fuera la casa del difunto, se convierte en una vecindad de dueños de tumbas quienes notan la ausencia de algún v visitante y suplen colocando flores al difunto vecino; este caso es muy particular en la ciudad de Quibdó.
El área rural y urbana del Chocó tiene unas especificidades en los rituales mortuorios, las cuales marcan diferencias que parecen ser pequeñas, dentro de una estructura común, pero que en realidad reflejan las características de cada región, pueblo, vereda, corregimiento o río. Las anteriores consideraciones evidencian una riqueza incalculable de nuestra ritualidad mortuoria, que necesita con urgencia de salvaguardia.
Oraciones y cantos se convierten en elementos sagrados de las comunidades, los cuales evidencian las huellas de  construcción colectiva, apropiada  a veces por herencia y re creados teniendo como eje a la sabiduría popular. Acompañar en los rituales de muerte y vida es fundamental para los chocoanos, han construido su tejido social con el familiar, con el vecino y con el amigo.



[1] Revista, cuando se muere alguien en el pueblo .Equipos misioneros del Atrato. 1990.

MIS PERCEPCIONES SOBRE LA FIESTA 2014

MIS PERCEPCIONES SOBRE LA FIESTA 2014
POR: Ana Gilma Ayala Santos
Hemos celebrado una versión más de nuestra fiesta franciscana, la número 366, indiscutiblemente. Los esfuerzos del pueblo, del organismo rector de la misma son válidos y merecen reconocimiento. Pero nos falta algo. ¿Qué será?
Lo bueno:
El bando franciscano nos presentó a un artista  apropiado del personaje de Vicente Romaña, alias “el pollo”, buena carroza y una picaresca que aumentó las expectativas que todos teníamos sobre el desarrollo festivo.
Excelente  presentación del colegio Santo Domingo Savio, con una réplica de la fiesta fuera de serie, comidas tradicionales para escoger, estudiantes y profesores comprometidos totalmente con la fiesta.
Los esfuerzos de algunos barrios por mejorar sus comparsas, aunque fueron escasas.
Los mitos y leyendas que acompañaron al bando franciscano, tuvieron buena elaboración y re significación, la presencia de doce instituciones educativas es un avance significativo.
Los disfraces, siguen mejorando su calidad artística y significativa.
El altar mayor recuperó la tradición: fue engalanado con un vistoso telón que tuvo como escenario a la naturaleza.
La violencia inicial, fue controlada
La balsada franciscana se ratifica como un evento importante de la fiesta, cada año viene mejorando su desarrollo, bien por los barrios franciscanos.
El espacio de inter culturalidad con el seminario “ECONOMÍA FESTIVA”, es un buen punto para comenzar el año 2015.
Lo malo:
La ciudad de Quibdó durante las festividades, fungió como un basurero, qué vergüenza con nosotros mismos y con los turistas que nos visitaron en un número superior a los años anteriores.
Qué desastre la movilidad durante los días de la fiesta.
El concierto franciscano de apertura de fiesta, un desastre.
La chirimía ha perdido ritmo tradicional, la musicalidad perdió calidad, tenemos con qué mejorarla.
Algunos barrios tradicionales, no elaboraron programas, estos elementos se constituyen en la memoria barrial, son el informativo diario del acontecer festivo, son elementos indispensables entre el  21 de Septiembre y el 2 de Octubre.
La protesta y denuncia social del disfraz franciscano, es letra muerta una vez pasa la fiesta, es necesario dinamizar su contenido en la conciencia del pueblo.
Los gozos en honor al seráfico de Asís, se vieron afectados por la presencia de personas embriagadas y tuvieron un público escaso.
Se comenta que durante la procesión del seráfico, hubo desorden y presencia de licor, acompañada de unos ritmos musicales no acordes con nuestra tradición  en este ritual.
Las novenas en honor a San Francisco de Asís, no superan el escaso número de fieles, hay necesidad de fortalecerlas.
La coreografía danzarina de las comparsas no mejora, observamos el mismo ritmo de siempre, somos potencia en la expresión danzarina, demostrémoslo.
Al obispo de la diócesis de Quibdó, se le dio por acompañar algunas misas del novenario, pero se ausentaba durante el rezo de la novena. ¿Será que no le gusta este ritual tradicional, o tuvo una razón para hacerlo?
¿Qué debemos hacer para celebrar una mejor fiesta?
La voz de la comunidad debe ser escuchada, así lo exige el Plan Especial de salvaguardia, la estructura organizativa de la Fundación Fiestas Franciscanas, debe cambiar. No podemos seguir con la mentalidad de junta de pueblo; el compromiso de algunos presidentes barriales y miembros del Concejo Directivo, debe ser mayor. Una buena planeación de la fiesta desde ya. Presencia, más no apropiación, por parte del ente gubernamental, concertación con los vendedores ambulantes, puesto que se tomaron la ciudad, acercamientos con todos los sectores de la ciudad, para el proceso de conexión con los barrios tradicionales, son entre otras las recomendaciones que desde este espacio puedo hacer.
La fiesta franciscana, es el único legado que tenemos para visibilizar a nuestra cultura chocoana, para hacerle frente a la marginalidad social, a las promesas no cumplidas, a la pobreza, para reencontrarnos con el santo y consolidar con él su presencia en nuestra cotidianidad, por lo tanto no la dejemos perder, es el polo de desarrollo que nos queda.




                     
                                                                                                                                                                       

LA COCINA CHOCOANA, TRADICIÓN Y RITUALIDAD FESTIVA PARTE III

LA COCINA CHOCOANA, TRADICIÓN Y RITUALIDAD FESTIVA PARTE III
POR: Ana Gilma Ayala Santos
El nuevo milenio ha sido testigo de esfuerzos que se han hecho para que nuestros saberes culinarios no se vayan definitivamente de la fiesta; el SENA Chocó no se queda atrás en estos intentos. En el año 2011 en concertación con la fundación Fiestas Franciscanas  esta institución preparó a un grupo de mujeres nativas para hacerle frente a la arremetida de las comidas rápidas durante las verbenas nocturnas; el proyecto no tuvo el impacto esperado durante el desarrollo de la fiesta, lo que ha obligado a  fortalecerlo  implementándolo  de nuevo a través de diversas formas.
Las “tomas barriales”, un nuevo concepto de la integración barrial, nacido del corazón del actual Consejo Directivo de la Fundación Fiestas Franciscanas en el año 2009, se han convertido en un espacio propicio para que la cocina chocoana irrumpa sin fronteras que la limiten, para que las casas de familia vuelvan a asumir el papel protagónico de surtir la mesa barrial, con adobos, olores, sabores, frituras y mixturas, que entrelazan el pasado con el presente y que permiten degustar, contando historias, danzando al compás de la chirimía, al tenor de teatreros locales, resaltando la participación de los niños en este evento que ya tiene público creado.
La cocina chocoana, no se ha desligado totalmente de la fiesta franciscana, en el presente escrito se han dado razones válidas que así lo sustentan, pero su dinámica ritual de intercambio, de compartir, de economía festiva, de tradición, se ha visto seriamente amenazada por muchas razones, entre otras:
1)      El diálogo intergeneracional se está rompiendo, los secretos del adobo, del punto de sal y de dulce, del aderezo que tan celosamente guardaban las abuelas, están viajando con ellas a la eternidad.
2)      La relación con otras culturas, ha permeado notablemente a la nuestra, a tal punto que le pollo de patio ha sido reemplazado por el procesado, dada su facilidad de manejo culinario.
La violencia ya no permite que la fiesta sea como ayer: de puertas abiertas, las familias deben poner barreras, examinando exhaustivamente a quienes van a entrar a las casas de habitación  a degustar los platos preparados con esmero.
¿Qué medidas de salvaguardia se van a implementar, para salvar a la cocina chocoana como oferente de saberes culinarios, en el marco de la fiesta franciscana?

LA COCINA CHOCOANA, TRADICIÓN Y RITUALIDAD FESTIVA PARTE II

LA COCINA CHOCOANA, TRADICIÓN Y RITUALIDAD FESTIVA
PARTE II
POR: Ana Gilma Ayala Santos
Cómo no hablar de los” bailes peseteros o galandros”, encuentros sin ningún tipo de discriminación, donde la pieza musical que se tocaba y bailaba, era cobrada por otro grupo de mujeres, que con un plato, tarrito, o canasta en la mano pasaban de parejo en parejo, para que éste pagara el derecho a bailar con su pareja, a quien le brindaba un plato del humeante zancocho que hervía en las destapadas cocinas.
  El fenómeno crece y se establece una relación económica entre la fiesta y el contexto sociocultural de Quibdó, a través de comidas y bendajes tradicionales, en la cual  se detectan las siguientes caracterizaciones:
Mujeres especializadas y apropiadas del conocimiento culinario tradicional, herencia social familiar, donde el diálogo intergeneracional, era condición indispensable para la salvaguardia, compromisos indisolubles en los barrios, donde cada casa  se convertía en un proveedor de comidas y bendajes tradicionales a la junta barrial; todo un colectivo humano trabaja para engrosar la economía festiva.
Las verbenas nocturnas al calor de chirimías, fueron testigos de la presencia de uno de los platos favoritos de quibdoseños y visitantes, durante el acontecer festivo: el zancocho, con su diversificación de las tres carnes, (seca, fresca y ahumada) el de pollo de patio, aderezados con verdura de río y con queso costeño.
Las llamadas “tómbolas” diurnas,  otras fuentes de ingreso festivo, donde  los actores eran los jóvenes a quienes les estaba prohibido pernoctar, eran especies de comidas bailables que se celebraban en las casas especiales dotadas de amplias salas, también allí se vendías las comidas y bendajes por porciones, espacio propicio para que los enamorados pudieran hacer derroche de galantería.
Pero, los años ochenta y noventa e inicios del nuevo milenio, dan cuenta de la crisis de esta actividad barrial, diversificada en torno a la comida tradicional la cual va decreciendo y solo en algunos barrios como la Yesquita, Yesca Grande,  pandeyuca, César Conto, subsiste en forma tímida, al tenor de líderes que no se resignan a perder el legado de los mayores. y continúan haciéndole frente a la embestida del mercado cultural, a la invasión y al desarraigo cultural.
La nueva organización franciscana, apoyada por un número significativo de líderes barriales, devotos y simpatizantes de la fiesta, ha realizado todo un trabajo de salvaguardia, en torno a la  recuperación del lugar que ha tenido la comida tradicional chocoana, en el desarrollo festivo.
Es así, como el nuevo milenio, específicamente a partir del año 2008 trae  consigo nuevas actividades cargadas con la simbología del pasado: las “tomas barriales y los eventos a cargo de la Institución educativa, Santo Domingo Savio y del Club de Leones de Quibdó, los cuales como tablas de salvación, han logrado un cuarto objetivo de la comida tradicional chocoana en la fiesta franciscana: mantener la sabiduría ancestral culinaria, como elemento de apropiación y reconocimiento a una cultura de resistencia; conozcamos la historia de estos eventos.
La Institución educativa Santo Domingo Savio, a través del proyecto “Conozcamos lo nuestro, registrado hoy con el nombre de  Feria del rescate cultural chocoano”,  ha incursionado en la fiesta franciscana con una estrategia metodológica de conservación de la memoria culinaria chocoana desde el año 1999, hoy cuenta con el aval de la Fundación Fiestas Franciscanas de Quibdó.
El 20 de Septiembre de cada año, terminada la misa de apertura de fiesta, el pueblo participante de la misma, visitantes, estudiantes, formando un nutrido público, se deleitan a orillas del río Atrato, en las casetas representativas de los municipios chocoanos y sus referentes históricos, con los sabores y saberes, vendidos por porciones, entre comidas y bendajes;  las danzas, cuentos poesías, cantos, mitos, cuentos y leyendas, enmarcan el evento.
En el año 2002, el club de Leones Monarca de Quibdó, irrumpe en la fiesta franciscana con una muestra de la cocina de las abuelas en el Parque del Centenario, la cual, año tras año ha ido creciendo y despertando el interés de quienes cada tres de Octubre, acuden  al Malecón su nuevo escenario, a degustar los platos preparados con esmero por las mujeres que fungen como esposas de los integrantes del mencionado club, las mismas que sirven presurosas las porciones solicitadas; la música tradicional acompaña la tarea, para solucionar con su producido, las necesidades de los escolares de la comunidad que la organización tiene a bien apoyar cada año.

LA COCINA CHOCOANA, TRADICIÓN Y RITUALIDAD FESTIVA PARTE I

LA COCINA CHOCOANA, TRADICIÓN Y RITUALIDAD FESTIVA
PARTE I
POR: Ana Gilma Ayala Santos
Uno de los mayores aportes de las ancestras chocoanas a nuestra cultura, es la trasmisión del conocimiento sobre la cocina tradicional, cada hogar ha albergado en su seno a una mujer de estas apropiadas de un rol generacional, el cual  se está viendo seriamente amenazado por la ola invasiva de las comidas rápidas, producto de la interculturalidad con otras regiones del país.
La noche del 4 de Octubre de 1898, fue fundamental para que la cocina tradicional chocoana, irrumpiera como elemento de cohesión entre los sencillos habitantes del viejo Quibdó, cuando pasteles, mondongo, guarrús, champú, guarapo, mezclaron su exquisito sabor, con el de  los cañones de pedreros, chirimía, vestidos y pendones bonitos, que dieron cuenta de la responsabilidad entrañable del pueblo negro y mestizo, con la organización y disfrute de la fiesta franciscana, recreada y asumida, a partir de este evento.
Un segundo momento lo ubicamos con la aparición del “desayuno barrial”, especie de cortesía que ha permitido atender e intercambiar sabores y saberes, entre patrones y matronas, jefes de barrio y hoy, entre presidentes barriales, sus acompañantes y asistentes a las misas, ya sean nativos o foráneos.
Los desayunos barriales tuvieron  como eje al pastel, adobado con la sabiduría ancestral de Gertrudis Cuesta en el barrio la Yesquita y de otras mujeres quibdoseñas., convirtiéndose con  el  paso del tiempo, en el rey de la  culinaria san pachera.
Cuando la fiesta se organiza mejor, estos saberes cumplen entre los años cincuenta y ochenta, un tercer objetivo: el de convertirse en soportes económicos de la fiesta franciscana, bajo la figura de “actividades recolectoras de dinero”. Así, pasteles, mondongo y tamales, son expuestos en mesas bien acondicionadas y vendidos  entre   los habitantes de los barrios organizadores de la fiesta, los cuales tienen ya  una estructura organizativa propia.
 La comida tradicional chocoana cumple así una tercera función festiva, acompañada de bendajes también tradicionales: empanadas de queso y de carne, jalea, arroz de leche, ensaladas acompañadas de rodajas de pan ayemado, maduro en tentación, patacón con queso, carimañolas, enyucados, cocadas, queques , pandebonos, pan de queso, colada de piña, casabe, salpicón,  chicha de maíz, arroz aderezado conocido como “ arroz a la valenciana”, albóndigas de carne con papas, arroz empedrado,( con coco y fríjoles) , atollao, entre otros.
 La actividad tenía una particularidad: comidas y bendajes eran donados por las mujeres que realizaban estas prácticas culinarias, el producido de las ventas engrosaba los pocos fondos que en manos del jefe de barrio, presidente, o tesorero(a) reposaban. Merecen recordarse entre otras, a: Micaela Casas, Matilde Mena, Juana Bautista Cuesta, Benicia Valoyes, Basilisa  Martínez, Lastenia Carrillo, Florencia Blandón, Estefanía Martínez, Justina Martínez, Rosa Mena, Juana Palacios, Zulma Moreno, Andrea  mena, Encarnación y Serafina  Cuesta, Bartola Borja, entre otras; unas preparaban y otras  conformaban los grupos que atendían las ventas.
Los Sábados y domingos, cuando el pueblo gozaba de descanso, los callejones y calles de los barrios tradicionales, se llenaban de gran actividad, la danza ritual de las mujeres encargadas de la preparación y recolección de los preparativos, era un espectáculo digno de admirar: bandejas y platos finos traídos del vecino país de Panamá, eran colocados con creatividad y por importancia alimentaria, es decir, comidas propiamente dichas ocupaban un lugar y bendajes y bebidas como el guarapo, champús, chicha, adornaban a los lados, en recipientes menores, facilitando el acceso a aquellos que no disponían de recursos económicos aptos para comprar comidas y en especial a niños y jóvenes.
Danzaban también aquellos que atraídos por la música que acompañaba el evento, se acercaban con el ánimo de colaborar, de degustar, colocando así su grano de arena para que esta gran construcción colectiva, como se define a la fiesta de San Pacho, se desarrollara felizmente.





LOS EVENTOS DE LA FIESTA FRANCISCANA

LOS EVENTOS DE LA FIESTA FRANCISCANA
Un formato religioso - cultural sin medidas de salvaguardia
POR: Ana Gilma Ayala Santos
La fiesta de San Francisco de Asís, llamada “San Pacho” en Quibdó, es el evento de mayor convocatoria del pueblo chocoano, es un espacio de integración, de sana competencia, esparcimiento, jolgorio, espiritualidad y sobre todo: de contacto humano. Pero, están en riesgo de perderse estas condiciones que se constituyen en su atractivo mayor y  que han dado cuenta de su permanencia, en el tiempo y en el espacio.
Los eventos de la fiesta franciscana, son los acontecimientos  religiosos y culturales que la referencian, fortalecidos a su vez, por actividades que involucran el quehacer del pueblo quibdoseño y chocoanos en general.
De tipo religioso, encontramos: las procesiones, que incluyen a la llamada mayor del 4 de Octubre, noticia de la primera celebración festiva, la cual se desarrolla en el río y con el correr del tiempo se vuelve urbana; la de los estigmas  y las barriales que se realizan durante los 12 días que corresponden a los barrios tradicionales; las eucaristías, cuyas celebraciones ascienden a un número de 30 durante el desarrollo festivo.( Ver revista San Pacho Historia y tradición número 9 2011) los gozos franciscanos, o procesión matutina sin imagen, pero con toda la explosión de espiritualidad chocoana.
En lo cultural, desglosamos: alborada general, (3 de Septiembre) el bando, el desfile de banderas y de comparsas, los recorridos de disfraces y comparsas entre el 21 de Septiembre y el 3 de Octubre, la balsada franciscana y los alumbramientos del amanecer del 4 de Octubre. (Estos últimos con soporte religioso)
Cada evento que se realiza, está acompañado de una serie de actividades las cuales implican símbolos propios y universales, son diversas y confirman la riqueza cultural chocoana, citamos las siguientes: convivencias, novenario, danzas inculturadas y callejeras, ofrendas inculturadas, gallardetes, teatralización de la vida del santo, o de situaciones transversales con lo social, marchas y pasacalles tocados por la chirimía tradicional, hachones encendidos, vestir del hábito franciscano, tarimas barriales, verbenas, bandereos, exposición de comidas típicas,( Instituciones educativas y Club de Leones) mitos y leyendas, concursos, (de disfraces, comparsas, balsadas, de dibujo, adornos de calles y  arcos) desayunos barriales, recibo y entrega del bastón de mando, San Pachito Infantil, alboraditas  y tomas barriales, juegos lúdicos franciscanos , cantos de himnos religiosos y barriales, composición de parodias; es decir, todo un formato híbrido entre la religiosidad popular y la cultura, el cual no se puede desligar, porque es la condición que hace particular a nuestra fiesta, única en este género y que ha servido de matriz a las restantes fiestas patronales del Chocó.
Nos encontramos  con un problemas prioritario para resolver: el gran reservorio franciscano está disperso, sin inventariar y sin medidas de salvaguardia. Para ello, necesitamos con urgencia desmontar algunas cosas, entre otras, el término pagano que estigmatiza a la  fiesta, puesto que no podemos referirnos así a los eventos y actividades que hacen memoria  de nuestra  cultura. Recordemos que, según la Real academia de la lengua Española, el término “pagano”, se define como: infiel no bautizado, idólatras y politeístas; del latín “paganus”: aldeano, de pagus: aldea y pago y en el latín eclesiástico significa: gentil, o resistencia del medio rural a la cristianización. ¡Nada qué ver con la fiesta!
 Cuando la cultura se rasga se estanca el desarrollo, evitemos que esto pase con la fiesta franciscana, entre todos concertemos su fortalecimiento, nuestra historia como pueblo está estrechamente ligada a la misma.
Como pueden observar los lectores, se parte de una fiesta esencialmente religiosa iniciada con el blanco y el indígena, la cual después se vuelve mestiza y negra, tanto en lo étnico, como en lo cultural. Hoy la disfruta Colombia y aspiramos a que lo haga el mundo entero. La fiesta de San Pacho está en la circularidad de fe y vida, en una especie de ritual ancestral que tiene como referente mayor, a  la historia de un santo blanco, que se volvió negro y mestizo, gracias a un proceso fuerte de etnización.
Cuidemos y fortalezcamos los eventos de nuestra fiesta, empoderémonos de ellos, hagamos trasmisión generacional de sus historias, contamos para ello con algunas bibliografías regionales de escritores chocoanos: de Omar Palacios Mosquera, Alfonso Mosquera Córdoba entre otras y el nuevo libro de mi autoría próximo a ser socializado el cual, lleva por título: La fiesta de San Pacho, un Patrimonio vivo con urgencia de salvaguardia”.



SIMBOLOGÍA FRANCISCANA DE QUIBDÓ

SIMBOLOGÍA FRANCISCANA DE QUIBDÓ
POR: Ana Gilma Ayala Santos
La historia franciscana de Quibdó ha creado sus propios símbolos, los cuales son motivos de reconocimientos y de respeto  por parte del pueblo.
Los elementos que se utilizan en la ritualidad franciscana, algunos de los cuales trataremos de identificar en el presente artículo, tienen carácter sacro; fueron revestidos así por los ancestros franciscanos, desde la espiritualidad cultural; la imagen, el bastón y las banderas, generan desde el pasado un profundo respeto, condición que también ha entrado en riesgo, porque las nuevas generaciones no han sido informadas sobre sus contenidos y lo que significan en el marco y fuera de la fiesta. En el número anterior hemos hablado de la imagen.
 Los actos festivos de los afros chocoanos y para nuestro caso la fiesta franciscana, están cargados de simbología, de ritualidad y de sacralidad, en San Pacho, son sacros: la música, el vestuario, las velas y hachones, las reliquias, las flores para ornato, los botes para la balsada; coherentes con el siguiente comentario, tomado del título 2, art. 6 del decreto 763, de Marzo 10 de 2009, que a pie de letra dice: “el valor simbólico, tiene un fuerte poder de identificación y cohesión social. Lo simbólico mantiene, renueva y actualiza deseos, emociones e ideales construidos e interiorizados que vinculan tiempos y espacios de memoria”.
EL BASTÓN DE MANDO RESPONSABILIDAD Y COMPROMISO
En el año 1.981, siendo presidente de la junta central Franciscana Teresita Perea Mosquera ,se rediseño  conjuntamente  la responsabilidad que debe tenerse  en todos  los actos de la fiesta, a través  del “Bastón de mando” el cual según testimonios   no  confirmados, fue utilizado  por nuestros  ancestros  tanto indígenas  como  africanos. La madera regional llamada “guayacán”, fue trabajada por un indígena  cuyo nombre  se perdió  en el olvido, elaborando así el primer bastón de  del  cual  se tiene noticia en los años  ochenta (80’s) cuyo  ornato fue  una cinta dorada  que lo bordeaba

El  entusiasmo  de los lideres, los llevó a perfeccionar este  símbolo franciscano y  en la misma década, el ebanista  Francisco Gamboa Gil, elaboró con esmero  un nuevo bastón tallado  en madera  con el siguiente   diagrama  en su  pasamano: dos  brazos,  el de Cristo y el  de San  Francisco, llamado por  el  pueblo  abrazo  franciscano  y la expresión “paz y bien”, saludo adoptado  por las familias franciscanas a nivel universal. Se perdió en un evento celebrado en la ciudad de Bogotá y fue reelaborado con la misma estructura.

  Su significado está  estrechamente  ligado  a la  responsabilidad que  debía asumir  la antigua  junta  central Franciscana, hoy Fundación Fiesta Franciscana de Quibdó y  las juntas barriales. Su manejo está  adscrito únicamente a los   presidentes  de estas dos  colectividades, en caso   de   ausencia  de alguno  de ellos, la figura  del  vicepresidente o de otro miembro de la junta o Fundación Franciscana entra a reemplazarlos, si  es  portado   por otra  persona diferente se toma como irrespeto.

El bastón de mando  crea  una especie danza  entre las banderas,  la  Fundación  Fiesta Franciscana y los  barrios  tradicionales. La entrega   diaria  durante diecisiete (17)  días  consecutivos  y  el ritual  con el  cual  este   acto se acompaña, le dan una gran significación. Palabras  de reconocimiento,  himnos barriales, apretón de manos, abrazos  franciscanos, euforia, batir  e intercambio de banderas  entre  otros, son los signos  de su presencia en la fiesta.

El bastón de mando, es el símbolo  que viste   de solemnidad algunos  eventos: el bando, el desfile de  banderas, el  desfile de carrozas y  disfraces, las misas barriales y  en la Catedral, el cierre de fiestas;  recordándonos la obligatoriedad  de asumir el mando de los ancestros  con: respeto, sentido  de pertenencia y sobre  todo  con amor.

Después  de 17 días  de presencia  en la fiesta, el bastón queda celosamente guardado en la sede de la Fundación Fiesta  Franciscana. Desde allí el pueblo   que camina diariamente por su lugar de residencia,  mira, entiende y  acepta  que hay una  gran responsabilidad de fortalecer el mayor legado  religioso-cultural  y  social que  tenemos los chocoanos. Hoy su réplica reposa en el Museo nacional, como el símbolo sacro de la fiesta franciscana, un llamado enérgico a la Fundación Franciscana de Quibdó, máximo organismo rector de la fiesta: prohibir las réplicas del bastón de mando.


LAS BANDERAS FRANCISCANAS, TRADICIÓN Y  COMPROMISO

Son los símbolos de una  tradición centenaria. Llevan  consigo el  compromiso   y  la  responsabilidad para  trasmitir la herencia franciscana.

Sus gestores y diseñadores, fueron líderes que encontraron  en ellas  formas de  identificar  al barrio y  de  comprometerse con la resistencia  de la fiesta. Sus  colores y  signos  hacen memoria  de  elementos que  han  acompañado  la historia barrial: una flor, una piedra preciosa, la  característica de una comunidad, el  color de la paz, la cruz, símbolos del encuentro de Cristo  y Francisco, las aguas locales, entre otros.

En su devenir histórico  han hermanado  a la  familia Franciscana y  son merecedoras  de  respeto  y  de  salvaguardia. Van  y  vienen desde el pasado y  recorren las calles a través de los  de los  abanderados personajes paridos por ellas, merecen especial mención las mujeres, quienes acompañaban el bandereo en el pasado  con gestos muy  peculiares al compás de los aires tradicionales, al  portarlas y  batirlas recogían  sus  pollerones de un lado  y  con la bandera levantada en la otra mano, danzaban y  expresaban el arraigo y sentido  de pertenencia.
Alrededor de las banderas franciscanas se ha creado toda una coreografía danzarina que arranca los aplausos del público, su presencia en la fiesta en normativa, pero se han definido  eventos especiales para  ellas. Hoy, la figura del abanderado, ha cobrado mucha importancia, las nuevas generaciones de hombres y mujeres, han asumido este reto en todos los barrios tradicionales. El cambio en su diseño de las banderas, debe ser concertado con la comunidad barrial, e informado oficialmente a la Fundación Franciscana.

Otros elementos también entran a engrosar la lista de la simbología franciscana: las andas que portan a las imágenes barriales para las procesiones durante la novena en homenaje al santo patrono, los hábitos de color café con los cuales se visten los devotos que cumplen mandas, los hachones de vela que se portan el día de la procesión,
 En lo  estrictamente cultural, podemos considerar como símbolos de la fiesta franciscana: la chirimía, los disfraces, las comparsas,  los himnos cantados en los diferentes eventos y compuestos en el marco de la fiesta.( himno monográfico, barriales, los gozos)

Existen otros símbolos del orden universal franciscano, que también son reconocidos por el pueblo quibdoseño, hablamos de: la tau o cruz franciscana, elemento que  Francisco asumió como su  firma, las sandalias que calzan los religiosos de todas las órdenes franciscanas, el cordón que lleva en la cintura la imagen.
Amables lectores, es conveniente hacer apropiar a las nuevas generaciones de toda esta simbología franciscana y de sus significados, del respeto con que se deben tratar y de la forma como se deben  preservar para que pervivan en el tiempo y en el espacio.





LA IMAGEN DE SAN FRANCISCO DE ASÍS

LA IMAGEN DE SAN FRANCISCO DE ASÍS
Significado e historia
La veneración que se tiene por el santo unida al apego a la imagen del mismo, son dos fuerzas que nos mantienen conectados a los chocoanos con la espiritualidad franciscana. La imagen y la catedral, son dos íconos que no pueden faltar en las fotografías del viajero, del que retorna al chocó, de devotos, en el altar hogareño; la imagen es el amuleto más preciado que  se porta en el cuerpo y sobre todo en el corazón de los chocoanos donde quiera que se encuentren.
La imagen de San Pacho como familiarmente le hemos llamado, pertenece a la simbología mágico- religiosa del pueblo chocoano, sus ojos con la mirada seráfica hacia el infinito se bajan hacia nuestra historia, allí estática en el ala derecha del altar,( donde reposa gracias a una petición hecha por el pueblo liderado por Neftalí Cuesta, a los misioneros claretianos, quienes veneraban al corazón de María sin oportunidad para que la imagen de nuestro patrono subiera al altar. Según Versiones de Carmen Cuesta y de Rogerio Velásquez Murillo) cobra vida cuando veladoras, abrazos, plegarias, cantos, poemas, se escuchan incesantes para que nos ayude a resistir la marginalidad social a que estamos sometidos.
La imagen representa compañía, para los habitantes de los barrios tradicionales y para todos los chocoanos, su presencia hace sentir que Francisco de Asís está con la comunidad, tenerla cerca se traduce como  protección; en caso de partos difíciles se coloca a la cabeza de la parturienta, significa también  compromiso; se conversa con ella como dos buenos amigos, tener la posibilidad de sacarla a un lugar especial en caso de tragedia es un indicador de milagro, es objeto de veneración permanente entre los chocoanos.
La durabilidad de este ícono de nuestra religiosidad ha tenido mucho que ver también con el cuidado de algunos devotos desde hace algunos años; es el caso de la familia García Rodríguez especialmente Yayita y Heliúmen, este último con la aplicación de un veneno anti polillas y su hermana con cuidados caseros, seguidos de Campo Elías Vivas, Antonio José Valencia “tío lobo”, Iván Urrutia, quienes con un procedimiento sencillo consistente en limpiarla con leche líquida han con tribuido con su conservación. A  partir del año 2012, el Ministerio de Cultura está asumiendo a través de un proyecto de restauración, la salvaguardia no solo de nuestra imagen, sino la de las imágenes barriales.
La imagen de San Francisco de asís es propiedad del pueblo chocoano. Así nos lo comenta la poetisa  y escritora Teresa Martínez de Varela, en su libro Mi Cristo negro, cuando relata lo siguiente:” durante la guerra de los mil días, los frailes enterraron la custodia y otras joyas cerca de la orilla del río. Cuando llegó el momento de entregar el inventario al síndico Gregorio García, delante del juez Manuel Saturio valencia, fray Felipe expresó: “ nosotros mandamos a hacer a España todos los implementos de la sagrada eucaristía, al mejor orfebre, pertenecen a la parroquia de Quibdó, lo que sí es nuestro es esta preciosa imagen del fundador de nuestra hermandad San Francisco de Asís, es tallada en madera fina que estamos seguros desafiará los siglos, pero no la llevamos consigo, en recuerdo nuestro la obsequiamos al pueblo chocoano que tanto amor y fervor le profesan, ya que lo han elegido su santo patrono[1][2]( DISEÑADOR : QUITAR ESTE NÚMERO CON PROGRAMA ESPECIAL Y DEJAR LAS COMILLAS)
Sobre su cabeza porta una corona, la última que quedó de las varias que tuvo la imagen. Respecto de una de ellas relataré una historia contada por Marcial Gamboa valencia, oriundo del corregimiento de San Francisco de Ichó, hermano claretiano, la cual narró de la siguiente manera: “Camila Guardia, fue hija del indígena Fidel Pote y de la esclava Rosalía Guardia, tuvo un solo hijo y se murió chiquito por eso criaba a sus sobrinos, los hijos de su hermana Juana Bautista Guardia. En 1860 le pidió a San Francisco, que la llevara a la fiesta y que le permitiera ver su rostro, estas fueron las palabras de Camila: “San Francisco, si vos me dieras conque yo ir a ver tu rostro siquiera una libra de oro, te llevaba una media libra para hacerte una corona”. Se fue a trabajar y en una quebrada que queda entre el casco urbano y la playa, encontró mucho oro y le cumplió a San Francisco lo prometido, le mandó a hacer una corona y en agradecimiento, bautizó a la quebrada con el nombre del santo al igual que al pueblo: San Francisco de Ichó.
Luce a la cintura el cordón con los tres nudos, los cuales dentro de la simbología franciscana significan: humildad, obediencia y castidad; el tercero para los frailes, para los laicos se traduce en caridad. En el marco de las creencias chocoanas a este cordón se le atribuyen poderes curativos, de protección y de castigo, este último conocido como el “cordonazo de San Pacho”, para aquellos que trasgreden los postulados del santo, quienes reciben el castigo directamente de la deidad” orula”, la cual está detrás del mismo; una evidencia de ello la encontramos en el doloroso incendio del 26 de Octubre de 1966. Es común observar durante la procesión del  4 de Octubre a devotos, ya sean niños, jóvenes o adultos, vistiendo el hábito por manda o contra prestación recibida.
“En sus brazos lleva consigo un crucifijo. Cerca de su pie derecho, aparecen dos libros bíblicos, los cuales se  relacionan  con la vida evangélica de San Francisco, colocados sobre la peana donde está levantada del lado del píe izquierdo se observa una calavera, la cual de acuerdo a lo expresado en el programa “templos de la cultura” canal 9, significa las propias ideas del santo sobre la muerte.”[3][4]
Amable lector, próximamente en el libro “San Pacho. Un patrimonio vivo con urgencia de salvaguardia”, podrá complementar otros datos sobre nuestra preciosa imagen de San Francisco de asís, San Pacho en el Chocó.







[1]  AYALA SANTOS, Ana Gilma, Reseña Histórica de la fiesta de San Francisco de Asís, cita a  Martínez de Varela, Teresa, Mi cristo negro QUITAR) . (
[2]
[3] Las apreciaciones dadas fueron tomadas de escritos  de Omar Palacios Mosquera y de  comentarios del programa templos de la cultura, canal 9

ORÍGEN DE LA FIESTA FRANCISCANA PARTE III

ORÍGEN DE LA FIESTA FRANCISCANA PARTE III
POR: ANA GILMA AYALA SANTOS
Durante el proceso investigativo, sobre el desarrollo de la fiesta franciscana, son diversos los documentos que he encontrado, para sustentar los hechos históricos, que, la mantienen en el tiempo.
Llama poderosamente mi atención, el programa de desarrollo festivo correspondiente al año 1898; hablamos de un documento conservado por más de un siglo, el cual, describe con lujo de detalles, la manera como se celebró la fiesta, durante tres días, incluido el día clásico. Nombra a los actores, señala eventos religiosos y lúdicos o culturales, y resalta la participación de las élites blancas, como responsables de la organización y disfrute de los mismos. Lo cultural,, expresa con claridad, los matices de la cultura europea. (Salvas de artillería, regata en el río, iluminación general, globos aerostáticos, entre otros.)
La tradición oral, nos dice, que, el día 4 de Octubre del mismo año, en la noche, una vez, terminados los actos oficiales, el pueblo, a través de la mujer, (Raimunda Cuesta Moreno) organiza un magno evento en la calle “Yesca Grande”, mediante el cual, se puebleriza a la fiesta franciscana, es decir, el pueblo negro y mestizo, se apropia de espacio de organización y de disfrute de la misma, hasta nuestros días. En reconocimiento a esta entusiasta mujer, los misioneros capuchinos, le regalaron una pequeña imagen, la cual, reposa en la casa de doña Berta Garcés de Demarchy. Los eventos culturales allí desarrollados, hacen expresión de nuestra cultura.
En la esquina comprendida entre la sede que hoy ocupa el cuerpo de bomberos, y, la casa de Francisco Córdoba, se levanta un altar,( Conocido, como “Arco del triunfo de San Francisco de Asís”) donde se celebra un alumbramiento mayor , con cantos de alabaos, bebida, comidas típicas, baile en la calle, ( Origen de la verbena san pachera)pendones, estreno de vestidos bonitos etc.( Según los testimonios escritos de Feliciano Palacios, el profesor Chano) En este evento estuvieron presentes, los líderes de las calles Yesquita y alameda, desde este día, celebraron la fiesta integrados, hasta el año 1929, durante el cual, por un acuerdo de vecinos, nacen los primeros ocho barrios tradicionales franciscanos, cada uno, con un líder a la cabeza de la organización de la fiesta.(Testimonios escritos de Rogerio Velásquez Murillo)
La llegada de los misioneros claretianos, especialmente del padre Nicolás Medrano Estarriaga, es de gran beneficio, tanto en el campo religioso, como, en el cultural; son numerosos los símbolos que se crean y los eventos que aparecen, el pueblo los asume, en el marco de una religiosidad muy popular y de nuestra espiritualidad cultural. La recreación  que el pueblo  hace, con elementos de la cultura española y de la nuestra, es importante.
Los anteriores datos, corresponden a la tradición oral franciscana, hasta el momento, no hay contradicciones al respecto, seré respetuosa, de algún documento que, se pueda encontrar por parte otros investigadores, el cual, diga lo contrario.
 Poco a poco, aparece el sano concurso de arcos, disfraces y adornos de calles, evento que, se va ampliando con las comparsas y Balsadas, para brindar en el nuevo milenio,  un espectáculo, donde se pone en juego toda la creatividad religiosa y cultural, que hoy podemos apreciar y compartir.
En medio del festejo, los años sesenta, dan cuenta de una grave crisis festiva,  que, se extiende, hasta aproximadamente el año 1980. A partir de allí, con el liderazgo de Teresita Perea Mosquera, apoyada  por muchos devotos y por los integrantes del club social y cívico “EL Patio”, se legaliza a la organización junta Central, bajo el acto jurídico de los estatutos, aparece el bastón de mando, el bando, el desfile de banderas; la literatura franciscana entra en la espiritualidad de los Quibdoseños y chocoanos, se evidencia un gran crecimiento festivo. Hoy, tenemos una fiesta que ha trascendido, desde lo local y lo nacional, hacia las esferas de la cultura mundial.
Amables lectores en los tres artículos publicados, bajo el título: Origen de la fiesta  franciscana  de Quibdó, he colocado en escena, varias realidades históricas, para confirmarles nuevamente, que , sus orígenes religiosos, inclusive, los culturales, ( si se le da una correcta lectura, al programa del año 1898,)no son originarios  del barrio Yesca Grande; repito  que, en este lugar, ocurrió un gran evento, que marcó la historia franciscana de Quibdó, porque la organización de  celebración festiva, quedó en manos del pueblo, y, se alejó de las élites sociales.
Mi llamado es, para las nuevas generaciones de líderes, y, para aquellos que en el momento detentan el mandato franciscano, para que  conservemos y salvaguardemos a la fiesta, y no permitamos, que las élites políticas, religiosas, ni de otra índole, nos arrebaten el patrimonio, que tanto amor y empeño, le significó, a nuestros ancestros. Estos entes pueden apoyar, pero sin apropiarse. Próximamente, en los libros: “San Pacho, un patrimonio vivo, con urgencia de salvaguardia, (De mi autoría) y, con la nueva investigación del profesor Omar Palacios Mosquera  ustedes, podrán informarse mejor sobre la historia franciscana de nuestra ciudad  de Quibdó.
Amables lectores, no olviden la tarea de compilar estos artículos.


ORIGEN DE LA FIESTA FRANCISCANA DE QUIBDÓ PARTE II

 ORIGEN DE LA FIESTA FRANCISCANA DE QUIBDÓ
 PARTE II
POR: Ana Gilma Ayala Santos

El 4 de octubre de 1648, se realiza la primera celebración festiva en Quibdó, teniendo como referente a Fray Matías Abad, fundador de la misión franciscana en el Chocó, “había nacido en Villa de cueto, provincia de Santander, (España) hijo de Toribio Abad y Catalina de Higuera, ejercitándose en el oficio de  minero, en las minas de Santa Ana, en la jurisdicción de Mariquita, antes de su ingreso a la orden franciscana.”[1]

“La evangelización del Chocó fue producto de su iniciativa particular, con licencia expedida en Cartagena el 18 de Marzo de 1648, lo que le permite cumplir un itinerario de viaje entre el 2 de Abril  y el 4 de Octubre del mismo año.

Al respecto del diario de Fray Matías, leamos los siguientes comentarios: “la primera carta o informe de Abad al padre Nieto fue escrita el día 16 de Mayo de 1648 desde la ciudad de Remedios; la segunda, de la ciudad de Antioquia, a 21 de Julio del mismo año, y la tercera, del corazón mismo del Chocó y río de San Francisco de Atrato, fecha 6 de Octubre  del sobredicho año de 1648, son pues tres las relaciones que salieron de la pluma del primer explorador y misionero de nuestra misión chocoana”[2]

Para el conocimiento de los  lectores, existen copias de los manuscritos de Fray Matías Abad, donde hace un registro de toda la actividad misionera y a la vez, narra la celebración de la primera fiesta en la población de Quibdó. Estos documentos llegaron a mis manos, a través del doctor Martín Pérez Andrade, investigador y ex asesor  del Ministerio de Cultura, y fueron encontrados por el historiador José Arturo Jiménez Viña, en el archivo general de la nación, sección colonias, fondo curas y obispos, tomo II. Folios 49, 51. La trascripción de los manuscritos, fue hecha por el mismo historiador, quien se ha reservado los derechos de publicación.
De igual forma, en el libro Los franciscanos en Colombia, también existe una traducción, hecha por los frailes, la cual reposa en mis manos, desde el año 2008, por la gratuidad del profesor Omar Palacios Mosquera.

Continuando con la narración de Fray Matías, encontramos en su diario lo siguiente:
“El primero de Octubre señalamos sitio y cortamos madera y a 2 de Octubre puse yo el primer estrote de la iglesia y víspera de Nuestro padre San Francisco estuvo acabada. Y su día por la mañana por este río hicimos una procesión con 15 canoas llenas de gente y fue delante un indio más principal llamado Candía tocando una campanilla. Yo fui en medio con un santo Cristo y una imagen de nuestro padre San Francisco cantando las letanías. Llegados a la iglesia y puesto en el altar se hincaron todos de rodillas y cantando yo el tedeum Laudamos. Luego tuvimos una buena comida  de mucho pescado y tuvimos un gallo y luego se fueron a sus casas todos, yo quedé en la iglesia a donde acuden a rezar todos los vecinos de por aquí de buena gana y parece lo toman con amor”[3].

Existen algunas evidencias de celebración de la fiesta, durante los años de permanencia de los franciscanos y capuchinos, sustentadas en comentarios, como el siguiente: “En medio de las zarzas, como podrían ser llamadas las disputas que fueron tan comunes en la misión chocoana, una tradición que habría de prolongarse hasta nuestros días, había conseguido crecer entre los indios, la devoción a San Francisco, que cobra su máxima expresión en la celebración de la fiesta”.

El libro, Los franciscanos en Colombia, nos presenta una relación detallada, de todos los misioneros que entraron al Chocó, después de la muerte de fray Matías Abad y de todo el martirio que sufrieron a manos de indígenas y por intrigas de frailes y de conquistadores. Entre 1687 y 1.696, registra: “De modo que a pesar de todas aquellas vicisitudes, la actividad misionera de los franciscanos, se mantenía incólume en el Chocó”.

Otros datos, se encuentran en forma detallada, en los papeles sueltos, del libro: Misiones franciscanas en Colombia, página 34; en el tema de los pueblos fundados en el Chocó, por los franciscanos, se comenta lo siguiente: “ según lo que antecede y otros nombres que se pueden ver en nuestro libro manuscrito, “Las doctrinas franciscanas del nuevo reino”, sacamos por cuenta que está fuera de duda la existencia de los siguientes pueblos o doctrinas en nuestras misiones del Chocó……” se habla de:
San Francisco del río Darién
San José de Bojayá
San Francisco de Quibdó
Inmaculada Concepción de Lloró
San Sebastián de Bebará
Nuestra Señora de Chiquinquirá de Beté
Nuestra Señora de la Columna de Tadó
San Juan de Chamí
San Antonio de Ávita
El pueblo de Mombú
Nuestra Señora de la Candelaria de Taita
San Sebastián DE Nigua
San Francisco de Bagadó
San Juan de Tatamá
San Nicolás de Quinchía
El embarrado
Santa Rita de Iró
Mungarrá
San Juan de nigua

Es innegable la presencia franciscana en el Chocó, y, a la vez, el presente artículo nos sirve para aclarar, que la población de Lloró, no fue una refundación de Quibdó; nuestro próximo artículo, aportará otros datos importantes para la apropiación de la memoria festiva.



[1]Los franciscanos en Colombia, ed. Kelly de Bogotá Agosto 2 de 1987LAVSDEO, pág. 336
[2]Misiones franciscanas en Colombia, misiones de los chocóes y cunas cunas, papeles sueltos, pág. 17
[3]Ibíd.,…págs. 345-346ed. Kelly de Bogotá Agosto 2 de 1987 LAVSDEO.