jueves, 6 de noviembre de 2014

ORÍGEN DE LA FIESTA FRANCISCANA DE QUIBDÓ PARTE I

ORÍGEN DE LA FIESTA FRANCISCANA DE QUIBDÓ
PARTE I
POR: Ana Gilma Ayala Santos
El origen de la fiesta franciscana, está documentado en los archivos de los frailes franciscanos y capuchinos, algunos de los cuales, han sido encontrado recientemente, en el archivo general de la nación, (Informes, cartas, manuscritos, crónicas de viajes, entre otros) y en algunos pocos datos que aporta la tradición oral.
Después de escudriñar durante más de treinta años, sobre este tema, al lado de Omar palacios Mosquera, de otros investigadores y de mayoritarios,  portadores de la memoria festiva, considero que, es indiscutible manifestar que, el origen de la fiesta franciscana de Quibdó, es esencialmente religioso. Hay sustento considerable de su sostenibilidad, entre los años 1648, y 1901, (Expulsión de los capuchinos) sin desconocer el vacío religioso en que cae la festividad entre 1901 y 1908; superado, con la llegada de los misioneros claretianos, el 15 de Febrero de 1909.
El compromiso y salvaguardia del pueblo quibdoseño, durante este período, se sustenta en la tradición oral, trasmitida por muchos mayoritarios y confirmada, por la folclorista Madolia de Diego Parra, en el “Primer Conversatorio para definir las fronteras franciscanas”, realizado el día 8 del mes de Febrero de 2008, en el aula múltiple del IEFEMP; bajo la responsabilidad de la  Fundación Fiestas Franciscanas de Quibdó.
El hecho histórico, se relaciona, con la celebración de la fiesta, durante los años mencionados, a través de alumbramientos, realizados en las casas de los jefes barriales, a puerta cerrada, teniendo al miedo como referente, por los estragos de la guerra de los mil días y al calor de rezos y alabaos, en los momentos en que era posible; las mujeres avezadas, como Gertrudis Cuesta, trasportaban a los hombres de casa en casa, escondidos en sus faldas “barre calles”.
La llegada de los esclavizados, si bien, trae las consecuencias que todos conocemos, permitió que, entre ellos y el santo, se establecieran unas relaciones interreligiosas e interculturales muy fuertes, las cuales, fueron fundamentales, para la sostenibilidad festiva; llevando al pueblo y al santo, a un proceso de “etnizaciòn”, incomparable, en la historia de los santos católicos y el pueblo. San Francisco de Asís, cambia de nombre y se convierte en “San Pacho”, un compañero más, que comparte penas y alegrías con el mismo.
Negar la presencia franciscana en el Chocó, es difícil, negar las investigaciones de Rogerio Velásquez, es negar también, el lugar que ocupa en la antropología colombiana.
Todos los artículos publicados en esta columna, están sujetos a correcciones, en el evento en que aparezca otra investigación, con documentos que demuestren lo contrario. No olvidemos que la investigación sociocultural, está sujeta a los cambios de la tradición oral y que no existen verdades absolutas. En mi caso personal, solo me asiste el deseo de compartir con la humanidad, los hallazgos que he encontrado, desde la tradición oral, hasta lo documental.
Por todo lo anterior, en los próximos dos números de este artículo, voy a entregar datos a los lectores, los cuales, les permitirán, la comprensión de la historia franciscana y sus fortalecimientos; los posibilitará para entender, que el evento magno ocurrido en la calle Yesca Grande, no es el origen de la fiesta franciscana, pero sí, activó el proceso de la pueblerización de la misma, por parte del pueblo negro y mestizo.





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