jueves, 6 de noviembre de 2014

LA COCINA CHOCOANA, TRADICIÓN Y RITUALIDAD FESTIVA PARTE II

LA COCINA CHOCOANA, TRADICIÓN Y RITUALIDAD FESTIVA
PARTE II
POR: Ana Gilma Ayala Santos
Cómo no hablar de los” bailes peseteros o galandros”, encuentros sin ningún tipo de discriminación, donde la pieza musical que se tocaba y bailaba, era cobrada por otro grupo de mujeres, que con un plato, tarrito, o canasta en la mano pasaban de parejo en parejo, para que éste pagara el derecho a bailar con su pareja, a quien le brindaba un plato del humeante zancocho que hervía en las destapadas cocinas.
  El fenómeno crece y se establece una relación económica entre la fiesta y el contexto sociocultural de Quibdó, a través de comidas y bendajes tradicionales, en la cual  se detectan las siguientes caracterizaciones:
Mujeres especializadas y apropiadas del conocimiento culinario tradicional, herencia social familiar, donde el diálogo intergeneracional, era condición indispensable para la salvaguardia, compromisos indisolubles en los barrios, donde cada casa  se convertía en un proveedor de comidas y bendajes tradicionales a la junta barrial; todo un colectivo humano trabaja para engrosar la economía festiva.
Las verbenas nocturnas al calor de chirimías, fueron testigos de la presencia de uno de los platos favoritos de quibdoseños y visitantes, durante el acontecer festivo: el zancocho, con su diversificación de las tres carnes, (seca, fresca y ahumada) el de pollo de patio, aderezados con verdura de río y con queso costeño.
Las llamadas “tómbolas” diurnas,  otras fuentes de ingreso festivo, donde  los actores eran los jóvenes a quienes les estaba prohibido pernoctar, eran especies de comidas bailables que se celebraban en las casas especiales dotadas de amplias salas, también allí se vendías las comidas y bendajes por porciones, espacio propicio para que los enamorados pudieran hacer derroche de galantería.
Pero, los años ochenta y noventa e inicios del nuevo milenio, dan cuenta de la crisis de esta actividad barrial, diversificada en torno a la comida tradicional la cual va decreciendo y solo en algunos barrios como la Yesquita, Yesca Grande,  pandeyuca, César Conto, subsiste en forma tímida, al tenor de líderes que no se resignan a perder el legado de los mayores. y continúan haciéndole frente a la embestida del mercado cultural, a la invasión y al desarraigo cultural.
La nueva organización franciscana, apoyada por un número significativo de líderes barriales, devotos y simpatizantes de la fiesta, ha realizado todo un trabajo de salvaguardia, en torno a la  recuperación del lugar que ha tenido la comida tradicional chocoana, en el desarrollo festivo.
Es así, como el nuevo milenio, específicamente a partir del año 2008 trae  consigo nuevas actividades cargadas con la simbología del pasado: las “tomas barriales y los eventos a cargo de la Institución educativa, Santo Domingo Savio y del Club de Leones de Quibdó, los cuales como tablas de salvación, han logrado un cuarto objetivo de la comida tradicional chocoana en la fiesta franciscana: mantener la sabiduría ancestral culinaria, como elemento de apropiación y reconocimiento a una cultura de resistencia; conozcamos la historia de estos eventos.
La Institución educativa Santo Domingo Savio, a través del proyecto “Conozcamos lo nuestro, registrado hoy con el nombre de  Feria del rescate cultural chocoano”,  ha incursionado en la fiesta franciscana con una estrategia metodológica de conservación de la memoria culinaria chocoana desde el año 1999, hoy cuenta con el aval de la Fundación Fiestas Franciscanas de Quibdó.
El 20 de Septiembre de cada año, terminada la misa de apertura de fiesta, el pueblo participante de la misma, visitantes, estudiantes, formando un nutrido público, se deleitan a orillas del río Atrato, en las casetas representativas de los municipios chocoanos y sus referentes históricos, con los sabores y saberes, vendidos por porciones, entre comidas y bendajes;  las danzas, cuentos poesías, cantos, mitos, cuentos y leyendas, enmarcan el evento.
En el año 2002, el club de Leones Monarca de Quibdó, irrumpe en la fiesta franciscana con una muestra de la cocina de las abuelas en el Parque del Centenario, la cual, año tras año ha ido creciendo y despertando el interés de quienes cada tres de Octubre, acuden  al Malecón su nuevo escenario, a degustar los platos preparados con esmero por las mujeres que fungen como esposas de los integrantes del mencionado club, las mismas que sirven presurosas las porciones solicitadas; la música tradicional acompaña la tarea, para solucionar con su producido, las necesidades de los escolares de la comunidad que la organización tiene a bien apoyar cada año.

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