MIS PERCEPCIONES SOBRE LA FIESTA 2014
POR: Ana Gilma Ayala Santos
Hemos celebrado una versión más de nuestra fiesta
franciscana, la número 366, indiscutiblemente. Los esfuerzos del pueblo, del
organismo rector de la misma son válidos y merecen reconocimiento. Pero nos
falta algo. ¿Qué será?
Lo bueno:
El bando franciscano nos presentó a un artista apropiado del personaje de Vicente Romaña,
alias “el pollo”, buena carroza y una picaresca que aumentó las expectativas
que todos teníamos sobre el desarrollo festivo.
Excelente presentación
del colegio Santo Domingo Savio, con una réplica de la fiesta fuera de serie,
comidas tradicionales para escoger, estudiantes y profesores comprometidos
totalmente con la fiesta.
Los esfuerzos de algunos barrios por mejorar sus comparsas,
aunque fueron escasas.
Los mitos y leyendas que acompañaron al bando franciscano,
tuvieron buena elaboración y re significación, la presencia de doce
instituciones educativas es un avance significativo.
Los disfraces, siguen mejorando su calidad artística y
significativa.
El altar mayor recuperó la tradición: fue engalanado con un
vistoso telón que tuvo como escenario a la naturaleza.
La violencia inicial, fue controlada
La balsada franciscana se ratifica como un evento importante
de la fiesta, cada año viene mejorando su desarrollo, bien por los barrios franciscanos.
El espacio de inter culturalidad con el seminario “ECONOMÍA
FESTIVA”, es un buen punto para comenzar el año 2015.
Lo malo:
La ciudad de Quibdó durante las festividades, fungió como un
basurero, qué vergüenza con nosotros mismos y con los turistas que nos
visitaron en un número superior a los años anteriores.
Qué desastre la movilidad durante los días de la fiesta.
El concierto franciscano de apertura de fiesta, un desastre.
La chirimía ha perdido ritmo tradicional, la musicalidad
perdió calidad, tenemos con qué mejorarla.
Algunos barrios tradicionales, no elaboraron programas, estos
elementos se constituyen en la memoria barrial, son el informativo diario del
acontecer festivo, son elementos indispensables entre el 21 de Septiembre y el 2 de Octubre.
La protesta y denuncia social del disfraz franciscano, es
letra muerta una vez pasa la fiesta, es necesario dinamizar su contenido en la
conciencia del pueblo.
Los gozos en honor al seráfico de Asís, se vieron afectados
por la presencia de personas embriagadas y tuvieron un público escaso.
Se comenta que durante la procesión del seráfico, hubo
desorden y presencia de licor, acompañada de unos ritmos musicales no acordes
con nuestra tradición en este ritual.
Las novenas en honor a San Francisco de Asís, no superan el
escaso número de fieles, hay necesidad de fortalecerlas.
La coreografía danzarina de las comparsas no mejora,
observamos el mismo ritmo de siempre, somos potencia en la expresión danzarina,
demostrémoslo.
Al obispo de la diócesis de Quibdó, se le dio por acompañar
algunas misas del novenario, pero se ausentaba durante el rezo de la novena. ¿Será
que no le gusta este ritual tradicional, o tuvo una razón para hacerlo?
¿Qué debemos hacer para celebrar una mejor fiesta?
La voz de la comunidad debe ser escuchada, así lo exige el
Plan Especial de salvaguardia, la estructura organizativa de la Fundación
Fiestas Franciscanas, debe cambiar. No podemos seguir con la mentalidad de
junta de pueblo; el compromiso de algunos presidentes barriales y miembros del
Concejo Directivo, debe ser mayor. Una buena planeación de la fiesta desde ya. Presencia,
más no apropiación, por parte del ente gubernamental, concertación con los
vendedores ambulantes, puesto que se tomaron la ciudad, acercamientos con todos
los sectores de la ciudad, para el proceso de conexión con los barrios
tradicionales, son entre otras las recomendaciones que desde este espacio puedo
hacer.
La fiesta franciscana, es el único legado que tenemos para
visibilizar a nuestra cultura chocoana, para hacerle frente a la marginalidad
social, a las promesas no cumplidas, a la pobreza, para reencontrarnos con el
santo y consolidar con él su presencia en nuestra cotidianidad, por lo tanto no
la dejemos perder, es el polo de desarrollo que nos queda.
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